Cuatro años después del procedimiento que le salvó la vida, Long se enteró de que no solo le afectó a la sangre. Unas muestras tomadas de los labios y mejillas contenían su ADN, pero también el de su donante. Sin embargo, lo que más sorprendió a Long y a los colegas del laboratorio forense donde trabaja es que todo el ADN de su semen pertenecía a su donante.
"Me pareció bastante increíble que pudiera desaparecer y que alguien más pudiera aparecer", dijo Long a The New York Times.
Los cambios hicieron de Long una quimera, es decir, una persona con dos conjuntos de ADN. En la mitología griega, la quimera era una criatura compuesta de cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón.
El quimerismo, sin embargo, puede afectar en casos criminales. En 2004, por ejemplo, el ADN encontrado en la escena de un crimen pertenecía a un hombre que ya se encontraba en la cárcel por otro delito. Luego, las autoridades descubrieron que el prisionero había recibido un trasplante de médula ósea de su hermano, quien finalmente fue condenado por el crimen.