Los órganos colectivistas de 'poder popular' fueron establecidos en Chile por los trabajadores en los primeros años de la década de 1970 en apoyo al Gobierno de Unidad Popular (UP).
En 1972 los empresarios y la oposición comenzaron a cerrar fábricas y realizar paros. ¿El objetivo? Generar desabastecimiento y malestar, acaparando bienes de primera necesidad y creando mercados ilegales para comercializar los productos a un mayor precio.
Los obreros de las fábricas se organizaron para vencer la presión patronal y crearon cordones industriales: ocuparon cientos de fábricas y coordinaron su propio trabajo. Desde las bases se logró producir y vender sin intermediarios y se empezó a dar respuesta a la crisis (también a vislumbrar una nueva forma alternativa de organización).
En el momento del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, estaban establecidos y en orden 31 cordones que aglomeraban a unas 500 empresas; ocho de los cordones estaban en Santiago, la capital.
El Chile de hoy
Hoy no hay cordones, pero sí organización social. El 14 de octubre comenzó una serie de protestas que se mantienen. Según dijo a Sputnik el politólogo chileno Adolfo Ramírez, de Convergencia Social, una de las principales diferencias entre los cordones industriales y la lucha popular actual es que los órganos colectivistas de la década de 1970 eran marxistas y surgieron como soporte al Gobierno de Allende, y hoy "lo que estamos viendo es más bien una crítica a la institucionalidad vigente desde la vuelta a la democracia", en 1990.
"La sociedad civil se está manifestando en contra del establishment", sintetizó Ramírez. "Lo que sucede hoy excede a los cordones industriales", agregó.
Otras de las diferencias que el politólogo señaló es que los cordones fueron un tipo de organización obrera marxista y hoy el movimiento no tiene una única ideología definida y está "acéfalo".
"No hay partido político, gobierno u organismo central que lo agrupe, es un movimiento acéfalo que agrupa una enorme cantidad de demandas. Es mucho más transversal (también por no tener un carácter ideológico marcado) en comparación a lo ocurrido durante el Gobierno de la UP", explicó.
Para Ramírez el proceso constituyente autoconvocado también es reflejo de un ejercicio de "reconstrucción del tejido social con un foco claramente político, algo que había desaparecido en Chile durante los años de democracia posdictadura".
"La gente se está organizando en sus propios barrios para tener asambleas y discusiones políticas con el fin de discutir cuál es el carácter que queremos para esta nueva Constitución y tener una incidencia en el acontecer político actual", agregó.