"Seguiremos la protesta hasta que sea retirada esa reforma inconsulta, y proponemos una Constituyente originaria para barrer con toda la podredumbre y toda la corrupción que hay en la Asamblea", declaró Ever Asprilla, dirigente del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), organizador de las manifestaciones.
La ciudadanía protesta porque estas reformas propiciarían la privatización de la educación superior y favorecerían intereses alejados del bienestar de las mayorías, lo cual movilizó el 22 de octubre a 10.000 personas en una marcha liderada por la Universidad de Panamá.
La Confederación de Trabajadores de la República de Panamá se sumó al reclamo de una Constituyente paralela, demandó mediante un comunicado una verdadera separación de los poderes del Estado y criticó la adopción de políticas neoliberales.
El presidente de la República, Laurentino "Nito" Cortizo, advirtió que si no eran aprobados los cambios que reclama el país en términos de institucionalidad y transparencia, convocaría una asamblea constituyente paralela, figura que afectaría principalmente a los diputados.