Cuando México iniciaba en 2006 el espiral ascendente de violencia en el que hoy se encuentra sumergido, el Comité prodefensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos de México, más conocido como el Comité Eureka, fundado por familiares de desaparecidos de la década de 1970, conquistó un espacio en el centro histórico de la capital mexicana: la Casa de la Memoria Indómita.
El Comité Eureka fue fundado a partir del trabajo de Rosario Ibarra de Piedra, madre de Jesús Piedra, un estudiante desaparecido de manera forzosa en 1975, en Nuevo León, cerca de la frontera mexicana con Estados Unidos. Ibarra promovió la reunión con otras familias del país que también tenían algún familiar preso o desaparecido hasta parir el Comité y junto a él, un archivo primario de la represión estatal en el país.
"Se habían ido acumulando papeles, haciendo un archivo. Como había mucha información, bastante documentación, las doñas dijeron vamos a aprovechar para mostrar nuestra lucha y la documentación que tenemos porque es un archivo muy importante", sostuvo Gálvez.
¿Quién es Rosario Ibarra de Piedra?
En 1975, tras la captura de su hijo Jesús Piedra, Rosario Ibarra llegó a la ciudad de México a exigir al Ejército la presentación con vida de su hijo detenido arbitrariamente. "Pero si uno viene a acusar al Ejército, te dan largas. Ella dijo: 'Voy a buscar más familias que por ahí deben de estar' y las empezó a llamar", recordó Gálvez, quien también es parte de la familia Ibarra-Piedra.
Así se fundó el Comité prodefensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos de México en 1976. Más adelante, Rosario Ibarra promovió la creación de un Frente nacional contra la represión que incluyó a los partidos políticos mexicanos en 1979.
"Con el dinero que doña Rosario ganaba como senadora se aceleraron algunos trabajos. Como tenía todo el archivo, ella contrató gente para darle una organización preliminar", dijo Gálvez a Sputnik, quien reconoció que el deterioro del papel fue otro motivo que aceleró el trabajo.
"Nosotros no quisimos intervenir en ese proceso de organización, sino que un curador con conocimiento pudiera hacer que la documentación dialogue con la gente que va a venir al museo", explicó el director de Casa de la Memoria Indómita.
El encargado fue el argentino Ignacio Vázquez Paravano, "quien aunque en ese momento, no había montado ningún museo como responsable, tenía empatía y doña Rosario vio que este chico comprendía el trabajo, comprendía todo", explicó Gálvez.
Esta semana, Rosario Ibarra de Piedra recibirá a sus 93 años, la medalla Belisario Domínguez de parte del Senado de la República por su trabajo en defensa de los derechos humanos, el principal reconocimiento que puede recibir un ciudadano mexicano.
¿Qué contiene el archivo del Comité Eureka?
El archivo tiene pruebas de que 557 personas fueron (y continúan) desaparecidas de manera forzosa en distintos puntos de los Estados Unidos Mexicanos a partir de 1969. Gracias a la puesta en común de los familiares que conformaron el Comité Eureka pudo descubrirse el patrón detrás de estos casos.
"Era toda gente involucrada en la lucha política, ideológica. Y a partir de su propia investigación confirmaron que la responsable era la Dirección Federal de Seguridad, encargada de la inteligencia militar", explicó Gálvez.
Además de expedientes y documentos de años de búsqueda protagonizada por los familiares del Comité Eureka, el archivo del museo Casa de la Memoria Indómita guarda también la memoria de la lucha por la aparición con vida de sus hijos.
"Fueron siete huelgas de hambre seguidas, pero la principal fue el 28 de agosto de 1978", recordó Gálvez mientras enseñaba las fotos que pueden verse en la muestra temporal que recrea este proceso. Esa fecha fue elegida porque rememoraba los 10 años del último día de protestas en el Zócalo de la Ciudad de México en 1968, generación que fue reprimida y de la que sus hijos forman parte.
Tras esa huelga de hambre que las mujeres del Comité Eureka instalaron en el Zócalo de la capital en 1978, fueron recibidas por el entonces presidente mexicano, José López Portillo, a quien le entregaron un proyecto de amnistía para presos, desaparecidos y exiliados de los años previos, gracias a la que 148 personas que estaban desaparecidas por las fuerzas militares fueron entregadas con vida a sus familiares, así como 1.500 presos políticos fueron liberados, regresaron 57 exiliados y 2.000 órdenes de aprensión quedaron sin efecto.