"La agenda socioambiental estuvo por afuera del horizonte de preocupación de los dos principales candidatos", señaló la también escritora e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Con excepción del líder del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), Nicolás del Caño, "que puso este asunto sobre el tapete, y que inclusive habló de transición energética", el resto de los candidatos no aludió a posibles medidas en torno a la emergencia climática pese a que había uno de los cuatro bloques del debate se destinó a intercambiar ideas sobre "desarrollo social, ambiente y vivienda".
Los representantes de extrema derecha, José Luis Espert, candidato de la fuerza Unite por la Libertad y la Dignidad, y Juan José Gómez Centurión, referente del espacio NOS, "ni siquiera nombraron la palabra ambiente que estaba en el mismo eje de debate", puntualizó Svampa.
Este asunto, "que es un punto ciego en la agenda política, ni siquiera para el periodismo argentino es importante, porque ningún periodista lo rescató pese a la ausencia de este tema que es tan importante a nivel global y que tiene sus impactos territoriales", sostuvo la investigadora.
Debate rígido
El segundo debate electoral que se celebró el domingo sí volvió a ser criticado en los medios de comunicación porque “el formato es tan rígido que sólo sirve para presentar orientaciones generales pero no para un real intercambio y discusión entre los candidatos”.
En este marco, el presidente Mauricio Macri apareció más decidido y resuelto que durante el primer debate de hace una semana, sobre todo por el cierre de su campaña política “Sí se puede” que lo llevó a visitar 30 ciudades en las últimas semanas.
Esa campaña tuvo su punto álgido el pasado sábado en la ciudad de Buenos Aires, cuando el mandatario convocó a decenas de miles de personas que lo apoyaban con la esperanza de revertir los resultados de las elecciones primarias del 11 de agosto, cuando perdió por más de 15 puntos de ventaja frente a Alberto Fernández.
“Envalentonado por el baño de multitudes de los últimos diez días, Macri tuvo pie para desarrollar cierta seguridad impostada, lo que le generó la posibilidad de desplegar una estrategia retórica desconectada por completo de la realidad a partir de la cual retomó cierta seguridad e iniciativa política que no se había visto en el primer debate”, profundizó.
Esa táctica discursiva que le permitió aparecer con otra entidad le otorgó al mandatario “un resultado frente a su base social más allá de que sea un negador serial de los datos que muestran la realidad de Argentina en términos de inflación, empleo y calidad institucional”, añadió la investigadora.
Como líder de la alianza opositora Frente de Todos, Alberto Fernández “tuvo un perfil un poco más bajo y reiterativo que en el primer debate, cuando tuvo una presentación más novedosa y sorprendió con su seguridad y soltura argumentativa, pero mantuvo su estrategia de insistir en los datos que da la realidad y que evidencian la pésima gestión gubernamental de Macri”, valoró Svampa.
El que se celebró en la víspera en la ciudad de Buenos Aires “puso más el acento en varios temas, como la corrupción, lo que generó los intercambios más picantes”, añadió Svampa.
En esa línea, los principales candidatos a la presidencia se acusaron mutuamente de corrupción y “ninguno contestó a los reproches sino a través de las acusaciones del otro”, concluyó.
El primer debate presidencial tuvo lugar el domingo 13 de octubre en la ciudad de Santa Fe (centro-este).
En los comicios presidenciales será electo aquel que obtenga al menos el 45% de los sufragios o alcance el 40% y consiga una diferencia mayor a 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado.
Si no se cumplen estos requisitos, Argentina volverá a las urnas para elegir a su presidente entre los dos candidatos más votados en la primera vuelta en un balotaje que se celebrará el próximo 24 de noviembre.