El yacimiento de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta ha sido la promesa de desarrollo de la Argentina de los últimos años. Extendido por varias provincias del país, tiene su principal actividad en Neuquén y Río Negro, donde se extraen gas y petróleo con la técnica de fracking o fractura hidráulica.
Con su actividad iniciada en 2013 durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y continuada en el de Mauricio Macri, le ha significado al país la puerta a la tan ansiada independencia energética. Pero a pesar de que las inversiones han ido in crescendo desde 2017, las condiciones de trabajo del sector solo han empeorado.
Por entonces las inversiones mermaban y las plantillas de trabajadores también.
En tal contexto, en 2017 el sindicato del sector acordó con el gobierno una adenda —un documento que se agrega a uno previo— al convenio colectivo del sector con el fin de mantener empleos y atraer inversiones. ¿El resultado? Efectivamente la llegada de capitales aumentó favorecidos por el alza del petróleo, sin embargo el empleo siguió en picada.
"Si hacemos un análisis de lo que pasó después de la adenda, se disminuyeron los derechos de los trabajadores, lo que fue especialmente importante en el tema de seguridad. "Se redimensionaron las plantillas de personal, se alteraron los esquemas de trabajo y se eliminaron por ejemplo las 'horas taxi'", explicó Díaz, quien trabajó en la investigación junto al también economista Mariano Yaregui.
Estas 'horas taxi' consideraban el inicio de la jornada laboral cuando el trabajador salía de su domicilio y era recogido por los traslados de la empresa. Tal resolución se había agregado al convenio puesto que la mayoría de los empleados viven en Neuquén Capital, a dos horas de distancia de los yacimientos y necesitan cuatro horas por días solo para los desplazamientos.
"Además se flexibilizaron las posiciones de operación nocturna y con viento (...) y se estableció que las cuadrillas trabajarán aun cuando falte algún integrante", relató Díaz.
"La jornada también se vio modificada porque las tareas de fractura pasaron a tener turnos de 12 horas. Todo esto implicó que en 15 meses a partir de la puesta en marcha de la adenda hubiera ocho víctimas fatales entre los trabajadores del petróleo", agregó.