“Estamos tomando medidas adicionales para aislar financieramente al régimen cubano”, expresó hace un mes en un comunicado el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin.
Desde este 9 de octubre, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) modifica la política de remesas a la isla, después de enmendar el Reglamentos de Control de Activos Cubanos, estableciendo que una persona radicada en EEUU solo podrá enviar un máximo de mil dólares cada tres meses por concepto de remesas familiares a un cubano residente en la isla.
Esta medida de la administración que encabeza el presidente Donald Trump, hecha por tierra la decisión adoptada en 2009 por su predecesor, Barack Obama (2009-2017) de eliminar las restricciones a las remesas dirigidas a Cuba.
Tampoco se autorizarán remesas en forma de donaciones, aunque se permitirán envíos ilimitados a ciertas personas y organizaciones no gubernamentales”, lo que se prevé –según la decisión del Departamento del Tesoro- a trabajadores del sector privado.
También se eliminarán las transacciones conocidas como “U-turn”, que son transferencias de fondos que pasan a través de bancos estadounidenses, pero que no empiezan ni terminan en EEUU, y en las que ni el emisor ni el receptor están sujetos a la jurisdicción norteamericana, pero a partir de ahora los bancos rechazarán dichas transacciones.
“Nuevas sanciones de EEUU contra Cuba. Mentiras, calumnias y la hipocresía como pretexto del gobierno de EEUU para endurecer el bloqueo. Por su fracaso en Venezuela arremeten con saña contra Cuba. Resistiremos y venceremos”, escribió en ese momento Díaz-Canel en su cuenta de la red social de Twitter.
Esta medida se une a las prohibiciones de viajes de ciudadanos estadounidenses y la entrada de cruceros a la isla, y las recientes sanciones contra empresas navieras que trasladan petróleo a Cuba, calificadas por el Gobierno cubano como un recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que desde 1962 EEUU impone a la Mayor de las Antillas.