A las 7 de la mañana abrió sus puertas, como el resto de los casi 11.000 centros electorales repartidos por el país y también en las colonias judías en los territorios ocupados de Jerusalén Este y Cisjordania.
Varios de los votantes salían con la esperanza de conseguir un cambio en el gobierno, que desde hace diez años ha estado encabezado por Netanyahu.
"Espero que podamos cambiar al primer ministro y volver al pasado, que era mejor respecto a la sanidad, la manera de vivir de la gente, que haya más igualdad y que se escuche a todo el mundo, no solo a algunos grupos", dijo a Sputnik Amnon Ramon, vecino de Jerusalén de 85 años.
"Espero a alguien más preocupado por el país y menos preocupado por él mismo", señaló este antiguo inspector escolar en clara referencia a Netanyahu.
"El futuro de Israel será bueno, seguiremos consiguiendo éxitos si nos unimos todos", sentenció.
Talia, una joven activista jerosolimitana de 25 años que considera "rídiculo y abominable" haber tenido que repetir las elecciones generales porque los partidos políticos no lograron formar una coalición de gobierno, también desea un cambio.
"La situación ha sido terrible en los últimos 15 años. No estoy nada contenta con el gobierno actual y he votado por un partido mucho más de izquierdas, voto a Hadash [integrante de la Lista Conjunta árabe]", afirmó Talia, que no es árabe sino judía.
En cambio, Adina Messing, una enfermera de 25 años y madre de dos hijos, espera que Netanyahu vuelva a gobernar con la ayuda de partidos como el ultraderechista Yemina (Derecha), el que ha escogido ella.
"He votado esta opción porque quiero que podamos crecer y construir como país judío y reconectar con nuestro pasado para construir un buen futuro, y este es el partido más capaz de hacerlo", declaró Messing.