El gran número de incendios forestales en el bosque tropical más extenso del mundo se ha convertido en el centro de atención de los líderes mundiales y de los medios de comunicación alrededor del globo los últimos días.
Tras la presión internacional, Brasil, país que alberga la mayor parte de la Amazonía y donde se encuentra la mayoría de los focos ígneos, empezó una operación para combatir el fuego. El Ejército brasileño usa dos aeronaves C-130 Hércules, cada una de ellas capaz de verter 12.000 litros de agua sobre las llamas por vuelo.
Aunque la mayoría de los incendios se encuentra en territorio brasileño, Bolivia también lucha contra el fuego en el departamento de Santa Cruz, en la frontera con Brasil. Para apagar los incendios, la parte boliviana utiliza un avión Boeing 747-400 conocido como SuperTanker, capaz de cargar más de 70.000 litros de agua por vuelo.
Datos recientes del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil revelaron que zonas selváticas y naturales de Brasil, como la Amazonía y el Pantanal, viven la peor oleada de incendios de los últimos cinco años. En lo que va del año, los focos ígneos en Brasil aumentaron 85% respecto al mismo período de 2018, llegando a 76.720 incendios.
Organizaciones ecologistas y políticos opositores denunciaron que los focos son el resultado de las quemas, una práctica habitual de hacendados y agricultores para limpiar terrenos y fertilizarlos antes de plantar, aunque están penalizadas. La política ambiental llevada a cabo por Jair Bolsonaro, extremadamente permisiva con los agronegocios, es vista como la raíz de todo el problema ecológico que vive actualmente Brasil.