"No tenemos una idea de lo que es la política externa [de Brasil]; normalmente se indican las prioridades, las preferencias, las necesidades, pero eso nunca se hizo explícito, lo que hemos visto son disparos en determinadas direcciones, no se ha consolidado ninguna propuesta o idea y no sé si la habrá, porque todo está errático", dijo Graça Lima en una entrevista con Sputnik.
Ante la dificultad para identificar cuáles son las prioridades de Brasil en la reunión del G20, el diplomático señala que una de las claves será ver cómo los países reaccionan a la aproximación de Bolsonaro con EEUU, "que no deja de causar cierta irritación en los europeos", y ver hasta qué punto está avanzado el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur.
"Basta que Francia no quiera para que el acuerdo no salga", advirtió.
De hecho, la reunión bilateral de Bolsonaro con el presidente francés, Emmanuel Macron, en el G20, es una de las más esperadas; el líder europeo, el único que recibirá al ultraderechista, reiteró nada más llegar a Osaka que su país no llegaría a acuerdos si Brasil sale del tratado de París contra el cambio climático, posibilidad que el Gobierno brasileño nunca acaba de descartar.
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Las presiones de los líderes europeos a Brasil por cuestiones medioambientales podrían dominar parte de la reunión, ya que la canciller alemana Angela Merkel también manifestó su "profunda preocupación" por temas como la deforestación de la Amazonía y pretende hablar personalmente con Bolsonaro al respecto, a pesar de que de momento no hay un encuentro oficial previsto entre ambos.
Otro de los momentos destacables para la delegación brasileña en el G20 será la reunión bilateral con el presidente chino Xi Jinping.
Graça Lima considera que en los últimos meses China ha visto con "incomodidad" algunas declaraciones o gestos del Gobierno brasileño, que tiene al gigante asiático como principal socio comercial, por lo que la reunión será una oportunidad para pasar página y volver al pragmatismo.
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Las relaciones Brasil-China, no obstante, están de alguna forma influenciadas por la guerra comercial abierta entre el gigante asiático y EEUU, y el país suramericano debe hacer equilibrios para agradar al presidente Donald Trump, con quien Bolsonaro tiene una gran sintonía, y al líder chino al mismo tiempo.
"EEUU presiona a sus socios en relación a la tecnología, el 5G, Huawei (…) pero eso no forma parte de ningún acuerdo comercial; es importante para EEUU desde el punto de vista de su disputa con China", considera el diplomático, que remarca que en el Gobierno brasileño conviven dos visiones.
Por un lado, el vicepresidente Antonio Hamilton Mourão, "más favorable a mantener el status quo", que se ha pronunciado ya a favor de Huawei y sus proyectos en Brasil, y por otra, la visión del ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, que aseguró recientemente que la situación de la empresa tecnológica en Brasil está estudiándose.
En su opinión, su ausencia evidencia que Itamaraty (la Cancillería brasileña) está optando por un papel más secundario a la hora de liderar la política externa del que ha tenido históricamente.
Graça Lima se jubiló de la carrera diplomática en 2016, después de 27 años en la Cancillería, tiempo en que participó en la reformulación de las reglas multilaterales del comercio y de la creación de la propia Organización Mundial del Comercio (OMC).
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También lideró las relaciones bilaterales de Brasil con los países de Asia y Pacífico y ejerció la función de sherpa de los BRICS durante las presidencias de turno de Brasil (cúpula de Fortaleza, en 2014), y Rusia (cúpula de Ufá, en 2015); su nombre sonó como posible ministro de las Relaciones Exteriores del Gobierno de Bolsonaro.