La laguna de Bacalar es un paraíso sobre la Tierra. También conocida bajo el nombre de Laguna de Siete Colores, por la gama de azules que exhiben sus aguas rodeadas de frondosa vegetación verde y arenas blancas, es un sito de una belleza inigualable. Además es hogar de una de las formas de vida más antiguas del planeta, los estromatolitos. Sin embargo, hoy todo eso corre un riesgo inminente.
"Estas formaciones de unos 3.500 millones de años, conocidas como rocas vivas, están conformadas por capas de bacterias. Se trata de una evidencia inigualable sobre la vida en el planeta y la estamos perdiendo por culpa de la contaminación", dijo a Sputnik Melina Maravilla, bióloga y directora general de la organización Agua Clara Ciudadanos por Bacalar.
Sin este tipo de organismos la vida como la conocemos en la Tierra no sería posible, son responsables de la formación de oxígeno en el planeta. Hoy, por medio del proceso de fotosíntesis que realizan para mantenerse con vida, además de liberar el precioso gas, captan grandes cantidades de dióxido de carbono.
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Bacalar es un pequeño municipio al sur del estado de Quintana Roo. Allí viven unos unos 11.000 habitantes. Es un lugar que hasta hace pocos años se mantenía alejado del bullicio de los atractivos polos turísticos de sus cercanías, Cancún, Playa del Carmen o Tulum.
Debido a la delincuencia, el ruido y el sargazo que acosa las costas de estros tradicionales centros de ocio, hoy todo eso está cambiando. Durante las ferias de la última Semana Santa, los hoteles de este pequeño pueblo alcanzaron el máximo de su capacidad. Pero lo que es bueno para la industria no siempre genera un impacto positivo en el ambiente.
Las principales amenazas al ecosistema de este Edén son la falta de un drenaje adecuado y el turismo.
"La infraestructura de Bacalar no está preparada para absorber esa dimensión de gente. Con cada lluvia las alcantarillas rebalsan y los desechos van a parar a la laguna. Muchos turistas no saben respetar este santuario. Es común verlos parados sobre los estromatolitos como si solo fueran piedras. Sus bloqueadores solares también contaminan el agua", explicó la científica.
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Y los problemas no afectan solo el medio ambiente, la población también corre riesgos. En ocasiones fueron detectados rastros de la bacteria Escherichia coli, presente en la materia fecal y que puede provocar diarrea hemorrágica, insuficiencia renal y hasta la muerte.
Agua Clara realiza monitoreos en la en la laguna, sin embargo aún no hay presupuesto para investigaciones que puedan determinar con precisión qué elementos hay en el agua y la tarea para reconocer elementos contaminantes se vuelve compleja.
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"Lo hacemos con kits caseros. Por eso somos muy precavidos cuando presentamos la información al público. De lo que sí podemos estar seguros es que durante la temporada de turismo la presencia de E. coli aumenta", explicó.
Las cuestiones ambientales están marcando la administración de Andrés Manuel López Obrador. El ambicioso proyecto del Tren Maya que promete transportar pasajeros por los estados Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, es el emblema de su administración en materia de infraestructuras.
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Sus detractores argumentan que impactará de forma negativa a algunos de los estados con más riqueza natural de uno de los países con mayor biodiversidad del mundo.
Para Maravilla, sin embargo, la laguna Bacalar aún puede ser salvada si se toman medidas urgentes.
"Es uno de los ecosistemas más importantes de México y un lugar maravilloso. Estamos a tiempo de trazar una estrategia de turismo sustentable para no volver a repetir historias como la de Cancún, que apostó a un turismo masivo y hoy enfrenta costos muy altos", señaló.
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Y la bandera que hoy levanta el pueblo de Bacalar para conservar este valioso patrimonio natural es una que debería interesar al resto del mundo.
"Perder los estromatolitos es perder 3.500 millones de años de historia. Son organismos que guardan secretos ancestrales. No tenemos ni idea qué podemos aprender de ellos. Es urgente cuidar tomar conciencia y actuar", concluyó.