"Tomamos nota de los informes [sobre la muerte de Mursi] y esperamos que, independientemente de lo que suceda en Egipto, la situación se mantenga estable y el país continúe con su desarrollo sostenible", dijo el diplomático en una rueda de prensa.
Mursi, de 67 años, murió el 17 de junio durante una sesión judicial sobre el caso de espionaje a favor del movimiento Hamás.
Vinculado al movimiento de los Hermanos Musulmanes (un grupo terrorista, prohibido en Rusia y otros países), Mursi fue elegido presidente de Egipto en junio de 2012, pero en julio de 2013, en medio de protestas multitudinarias, fue derrocado por el entonces comandante del Ejército Nacional y hoy jefe de Estado, Abdelfatah al Sisi.
Los partidarios de Mursi salieron a las calles exigiendo el regreso del presidente al poder, pero las autoridades sofocaron las protestas.
Tras el abandono del cargo, fue detenido y juzgado por numerosos casos, que él rechazó y calificó de campaña política en su contra. En el momento de la muerte cumplía cadena perpetua por espiar a favor de Catar.