"Seis magistrados votaron a favor de la criminalización", informó el Supremo en sus redes sociales al cierre de la votación, que quedó a medias y continuará el 5 de junio.
El último juez en votar, el magistrado Luiz Fux, propuso tipificar provisionalmente la homofobia como un tipo de racismo, hasta que los parlamentarios creen una norma penal específica sobre el tema.
La Ley de Racismo existe en Brasil desde 1989, prácticamente desde que se recuperó la democracia, y prevé penas de uno a seis años de cárcel.
Encuadrar los delitos de homofobia en estos supuestos sería la forma más rápida de dar una solución a las inquietudes del colectivo LGTBI.
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Justo en la víspera del debate sobre esta cuestión en el Supremo, una comisión del Senado sacó adelante una propuesta de ley para criminalizar la homofobia, a pesar de que en más de dos décadas ningún texto de este tipo logró ser aprobada.
El borrador aprobado de forma preliminar por los senadores prevé castigar los delitos de homofobia, pero abre una excepción para las iglesias, donde los pastores evangélicos más radicales podrían seguir propagando discursos de odio sin miedo a ser penalizados.
Antes de empezar a votar, los jueces del Supremo debatieron sobre si la iniciativa de última hora del Senado era suficiente para interrumpir su votación.
Sin embargo, concluyeron que la simple aprobación del proyecto en una comisión no acaba con la omisión legislativa, ya que aún faltaría el análisis por parte de la Cámara de Diputados y la sanción presidencial, lo que podría demorarse.
En Brasil, todas las conquistas de derechos de la población LGTBI (como el matrimonio y la adopción por parte de parejas homosexuales) se deben a decisiones judiciales, y no a leyes salidas del Parlamento.