El nuevo análisis reveló que ocho sismos ocurrieron cerca de las cornisas que se forman en el resultado de la fractura de la corteza lunar. Estos acantilados se generan cuando la parte interna del planeta se enfría y este disminuye. La sonda espacial Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) encontró en 2009 más de 3.500 formaciones de este tipo.
"Creemos que es muy probable que estos ocho sismos fueran causados por movimientos de falla a medida que aumentaba el estrés mecánico en la corteza lunar, por la compresión global y las fuerzas de marea", afirmó Thomas Watters, uno de los autores del estudio publicado en Nature Geoscience.
"Esto demuestra que los sismógrafos del Apolo han registrado la contracción de la Luna, y que todavía está tectónicamente activa", señaló.
"Para mí, estos hallazgos enfatizan que necesitamos volver a la Luna", concluyó Nicholas Schmerr, otro autor del estudio.
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— Phys.org (@physorg_com) 13 мая 2019 г.