"Una de las decisiones importantes de hoy (18 de marzo) ha sido que se arranca el proyecto de biodiésel (…), se ha llegado a acuerdo y consenso de que vamos a autorizar el uso de la soja con biotecnología, para aumentar la productividad y bajar los costos", dijo la autoridad en conferencia de prensa.
Sánchez hizo la declaración al término de una reunión del presidente Evo Morales y varias autoridades con los líderes de la poderosa agroindustria de Santa Cruz (este), que en las últimas semanas habían intensificado su campaña en pos de autorización de uso de una nueva soja genéticamente modificada.
El ministro dijo que el acuerdo sobre la actualización de biotecnología agrícola se refería exclusivamente a la soja destinada al biodiésel.
Los empresarios, que la semana pasada se habían declarado en emergencia en demanda de biotecnología, pretendían además la autorización del uso de semillas modificadas en otros cultivos como maíz, girasol y sorgo, pedidos sobre los cuales el ministro Sánchez no dio información.
Tampoco hubo una declaración inmediata de los agroempresarios, que según uno de sus portavoces preferían esperar los decretos y reglamentos con los cuales el Gobierno pondría en ejecución el acuerdo sobre el biodiésel.
En Bolivia hay actualmente poco más de 1,1 millones de hectáreas de cultivos de soja, un 90% en Santa Cruz, en los cuales está autorizado desde 2005 el uso de una semilla transgénica resistente a insecticidas pero no a sequías como las que golpean a la agricultura cruceña desde hace tres años
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Sánchez dijo que el acuerdo sobre el biodiésel implicará la habilitación inicial de 250.000 hectáreas adicionales de cultivos de soja, para producir 100 millones de litros del combustible vegetal, cantidades que se multiplicarán en los próximos años.
Indicó que el Gobierno emitirá en los próximos días un decreto sobre la compra de biodiésel a los productores de soja por parte de la estatal petrolera YPFB, fijando volúmenes y precios que permitan realizar las inversiones necesarias.
"Ésta es una nueva asociación público-privada, viabilizamos fuertes inversiones, este proyecto va a bajar considerablemente la subvención, la importación y va a ayudar a la soberanía energética", destacó el ministro.
El año pasado, el Gobierno de Morales se alió con el sector azucarero privado para producir etanol como aditivo de gasolinas, abriendo la puerta a inversiones privadas en ampliación de cañaverales e instalaciones industriales que sumarán 1.600 millones de dólares en cinco años.
En 2018, Bolivia gastó unos 1.300 millones de dólares en la importación de gasolinas y diésel, según informes oficiales.