"Inicialmente, la cancillería recibió del Gobierno electo la recomendación de que todos los jefes de Estado y de Gobierno de los países con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas debían ser invitados, y así se hizo", dijeron a Sputnik fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.
Pero, "en un segundo momento, se recibió la indicación de que Cuba y Venezuela ya no debían figurar en la lista, lo que exigió una nueva comunicación a esos gobiernos", añadieron las fuentes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil remarcó además que la organización de la ceremonia de la toma de posesión, que tendrá lugar el 1 de enero en Brasilia, siempre se hace en coordinación con el Gobierno electo.
La explicación de la cancillería brasileña coincide con la versión ventilada el 16 de diciembre por el ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, en su cuenta de Twitter.
Arreaza publicó la invitación cursada por Brasil al presidente venezolano Nicolás Maduro, así como la respuesta de Caracas, declinando el convite.
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"Se informa al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federativa de Brasil, que el Gobierno Socialista, Revolucionario y Libre de Venezuela no asistirá jamás a la toma de posesión de un presidente que es la expresión de la intolerancia, del fascismo y de la entrega a intereses contrarios a la integración latinoamericana y caribeña", dice la misiva de Venezuela fechada el 12 de diciembre, según lo publicado por Arreaza.
La mala relación con las autoridades de Cuba llevó a ese país a retirarse del programa brasileño Más Médicos, con lo que más de 8.300 profesionales cubanos abandonarán este país antes de que acabe el año.
Uno de los hijos del presidente electo, el diputado Eduardo Bolsonaro, aseguró que uno de los motivos de un reciente viaje a EEUU era estudiar cómo aplicar sanciones a Cuba y a Venezuela.
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