"La ley permite que los médicos se queden en Brasil hasta 2019, vamos a presentar acciones al poder judicial para que mantengan sus puestos de trabajo sin que Brasil tenga que ofertar más plazas (…) el que quiera quedarse podrá quedarse", comentó Santana.
Desde que el proyecto arrancó en 2013 con el Gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016), Santana ha asesorado a alrededor de 150 médicos cubanos, que han recurrido a la Justicia para tener las mismas condiciones de trabajo que sus colegas brasileños o extranjeros de otros países.
El objetivo era ampliar poco a poco el número de brasileños o de médicos de otros países en el programa, para reducir la dependencia de los médicos cubanos, que llegaron a ser más de 11.000 (en la actualidad son 8.300).
"Sólo los cubanos fueron excluidos de esa prórroga contractual, así que alegamos que había una ilegalidad en el principio de isonomía", explica el abogado, que consiguió que la Justicia le diera la razón en tres casos concretos.
En su opinión, es un precedente suficiente para que los cubanos recurran y logren quedarse en el país al menos hasta 2019, cuando debería finalizar su participación en el programa.
El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró la semana pasada que concedería asilo político a los médicos cubanos que no quisieran regresar a la isla.
Según el convenio firmado en su momento por el Gobierno brasileño, el cubano y la Organización Panamericana de Salud (Opas) los médicos cubanos ceden el 70% de su salario al Gobierno cubano.
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Según Santana, un médico cubano en Brasil gana mensualmente 2.976 reales (792 dólares), que la embajada de Cuba en Brasil deposita en cuentas bancarias en el Banco de Brasil.
En su opinión, los médicos brasileños estarán ocupando unos puestos de trabajo que legítimamente pertenecen a los profesionales de Cuba.
El Gobierno de Cuba anunció la semana pasada el fin de su participación en el programa criticando declaraciones amenazantes de Bolsonaro.
Se espera que antes de que acabe el año todos los médicos cubanos estén de regreso en su país, lo que podría dejar sin asistencia sanitaria a millones de brasileños si no se cubren las plazas a tiempo.