El informe señala que la actividad económica de la península y de la ciudad de Sebastopol forman parte del país, si bien advierte también que "las fronteras, los colores, las denominaciones y cualquier otra información en los mapas que se presentan no implican, por parte del FMI, ningún juicio sobre el estado legal de ningún territorio ni el apoyo o aceptación de dichas fronteras".
Nicolái Mezhevich, profesor de la facultad de relaciones internacionales de la Universidad Estatal de San Petersburgo, añade a Izvestia que "Occidente no puede ignorar este hecho" porque ello implicaría dañar los círculos empresariales con intereses en Crimea, cuyo tejido empresarial y la economía están bajo el control de la Federación de Rusia desde 2014.
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La península es, de hecho, una zona económica especial como parte de Rusia, lo que significa que goza de beneficios y concesiones que repercuten positivamente en quienes invierten en ella.
Crimea se separó de Ucrania tras celebrar en marzo de 2014 un referéndum cuyos resultados arrojaron que más del 96% de los votantes había apoyado unirse a Rusia.