Los dos líderes se habían reunido en los márgenes de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que se celebró en Singapur esta semana, y Abe dijo a Putin que si Rusia entrega las islas Habomai y Shikotan en virtud de la declaración soviético-japonesa de 1956 allí no habría bases militares estadounidenses.
Moscú, a su vez, insiste en que esos territorios fueron traspasados a la Unión Soviética por acuerdos internacionales al término de la Segunda Guerra Mundial y que Rusia asumió la soberanía de dichos territorios como sucesora legal de la URSS.
En septiembre de este año, durante la sesión plenaria del Foro Económico Oriental en Vladivostok en la que participó Abe, Putin le propuso suscribir un tratado de paz antes de terminar el año sin condiciones previas.
El primer ministro japonés rechazó esa propuesta, alegando que contradecía la postura de su país.
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Según establece el acuerdo estadounidense-japonés sobre seguridad, EEUU puede instalar sus bases militares en todo el territorio de Japón.
Un mes y medio antes de la visita del presidente ruso a Japón en 2016, ese aspecto fue supuestamente tratado durante un encuentro de los secretarios de los Consejos de Seguridad de Rusia y de Japón, Nikolái Pátrushev y Shotaro Yachi.
Poco después los observadores constataron cierto enfriamiento de las relaciones entre los líderes ruso y japonés durante su reunión en Lima.
Al mismo tiempo, Asahi cita a funcionarios de alto rango en el Ministerio de Exteriores de Japón quienes afirman que las bases de EEUU no pueden ser instaladas sin el consentimiento de Japón.
Durante su reciente encuentro de Singapur, Putin y Abe acordaron impulsar las negociaciones sobre el tratado de paz a partir de la declaración soviético-japonesa de 1956, el único documento reconocido por ambas partes.
En la declaración se subraya que después de la firma del tratado de paz Japón recibirá las islas de Habomai y Shikotan.
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El hecho de que Abe haya reconocido la necesidad de resolver el problema partiendo de la declaración conjunta de 1956, ha sido una importante concesión por parte de Japón, que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha estado insistiendo en la devolución de las cuatro islas Kuriles como condición de la firma del tratado de paz con Moscú.