Kneissl "reveló los motivos que obligaron a Viena a tomar esa decisión, y expresó su esperanza en que los pasos realizados no repercutan en el desarrollo de la cooperación bilateral", según reveló un comunicado del Ministerio de Exteriores ruso.
Por su parte el jefe de la diplomacia rusa advirtió que "la práctica de presentar acusaciones infundadas contradice las normas internacionales de diálogo y resulta inaceptable".
Por su parte el presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, dijo en una entrevista a la emisora O1 que, por el momento, no ve razones para "dramatizar".
El 9 de noviembre el canciller austriaco, Sebastian Kurz, anunció que un excoronel del Ejército del país es sospechoso de haber espiado a favor de Rusia durante 20 años.
A raíz del caso de presunto espionaje, el Ministerio de Exteriores de Austria convocó al encargado de negocios de Rusia, y su titular, Karin Kneissl, canceló un viaje a Moscú que tenía programado para inicios de diciembre.
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Por su parte, la Cancillería rusa citó al embajador de Austria en Moscú, Johannes Eigner, y le expresó su protesta por las declaraciones de las autoridades austriacas.