En un comunicado, el organismo cita a María Cristina Perceval, directora Regional de Unicef para América Latina y el Caribe, quien insiste que "los Estados de origen, tránsito y acogida deben dar respuesta a los miles de niños, niñas y adolescentes que huyen de la pobreza, la violencia o la falta de acceso a educación o servicios básicos como la salud".
"Sin excepción, sean hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, venezolanos o de cualquier nacionalidad, los Estados deben garantizar el bienestar físico y emocional de todo niño y toda niña migrante, y asegurar su permanencia junto a sus familias, en condiciones de seguridad y dignidad, respetando su interés superior en toda actuación y decisión oficial", sostiene Perceval.
"Un niño es un niño", subraya.
En la actualidad alrededor de siete millones de niños son migrantes o buscan refugio "a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe", recuerda Unicef en la nota.
Los niños que forman parte de la caravana de migrantes viajan "en condiciones de intensa vulnerabilidad y enfrentando situaciones de altísimo riesgo", alerta.
Unicef insta a los Estados a que "permitan la libre entrada y el registro de los niños y niñas como una condición previa para llevar a cabo procedimientos de evaluación pertinentes a fin de proveer protección y cuidado mediante una determinación de su interés superior por autoridades especializadas en niñez y adolescencia".
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"Ningún niño o niña debe ser devuelto a su país de origen si en el mismo existen amenazas a su vida o integridad personal", recalca el organismo.
La caravana de casi 4.000 centroamericanos comenzó su marcha el 13 de octubre desde el norte de Honduras, e intenta llegar por todos los medios a la frontera sur de EEUU.