El autor admite desde el inicio estar al tanto de la imposibilidad de avance diplomático alguno entre EEUU y Corea del Norte mientras Washington demande la desnuclearización completa.
"Pyongyang es un país con armas nucleares. Nunca jamás las va a ceder. Y Washington no puede hacer nada con esto salvo aceptar la muerte de millones de personas", vaticina el analista, en referencia a una hipotética solución militar del problema nuclear norcoreano.
Para el autor, el problema radica en que las autoridades de EEUU no quieren asumir toda la responsabilidad por los errores de enfoque durante años de las Administraciones anteriores.
"Nadie en Washington quiere pasar a la historia como el que admitió no haber podido prevenir que un país comparable con el estado de Vermont desarrolle una bomba de hidrógeno y misiles balísticos de largo alcance capaces, teóricamente, de alcanzar Nueva York o la propia capital", detalló.
Y este es un problema que causa el 'círculo vicioso' de negociaciones destinadas a fracasar una vez que se haga evidente que Pyongyang nunca pretendió desarmarse. Y con cada círculo, la amenaza de llevar a Corea del Norte "fuego y furia" corre un mayor riesgo de ponerse en práctica con consecuencias más que trágicas.
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Receta del éxito
Y si EEUU no está considerando desatar una guerra más de 'cambio de régimen', que podría ver usadas armas nucleares, biológicas y químicas a una escala inédita, entonces "estamos obligados a enfrentar la situación tal cual es".
En este caso, el enfoque de Washington debería evolucionar de exigir un desarme nuclear hacia elaborar con Pyongyang reglas para el mantenimiento de su arsenal, en particular buscar formas de limitar su cantidad y capacidad.
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El objetivo político en cuanto a Corea del Norte no debe ser su desarme nuclear, sino la paz en el Noreste Asiático y la prevención de la segunda guerra de Corea. Se podrá alcanzar solo al admitir la realidad, algo que quizá se esté dejando de lado en la Casa Blanca, según el autor.
"Sin hacerlo, en unos meses o años llegará inevitablemente una nueva crisis, y es posible que ya no tengamos tanta suerte", concluyó Kazianis.