"En 2017, China importó 94.600 millones de metros cúbicos de gas natural a través del gasoducto de Asia Central y a través del de China-Birmania procedente de Turkmenistán y de Uzbekistán. Dentro de poco aumentarán las importaciones [de gas natural] de Rusia y de Kazajistán", publica la agencia.
Nikolái Jrenkov, analista especializado en el sector energético asiático, ha explicado a Sputnik por qué China está comprando gas natural proveniente de gasoductos sin dejar de lado el licuado que llega por mar.
China y Turkmenistán están unidos por un gasoducto y por un acuerdo gracias al que, desde hace ya una década, Pekín obtiene gas turkmeno. También lo está con Birmania y, pronto, con Rusia a través del gasoducto Fuerza de Siberia, del que ya están tendidos 2.010 kilómetros —lo que representa el 93% del proyecto—, según Gazprom. Se espera que sea en 2019 cuando el gas ruso empiece a rodar por el gasoducto hasta China.
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"Al diversificar sus importaciones de gas, China lo que hace es protegerse a sí misma de los riesgos de la compra de gas licuado. Mientras los peligros no sean muchos, comprarán gas licuado allí donde les salga a cuenta desde un punto de vista logístico. En otras palabras, los chinos no ponen todos los huevos en la misma cesta y practican una política del todo pragmática y racional", explica Jrenkov.
La empresa rusa Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) firmaron el contrato por el que se rige Fuerza de Siberia en mayo de 2014. El acuerdo, de 30 años de duración, prevé que se importen al año unos 38.000 millones de metros cúbicos de gas. Se espera que empiece a funcionar el 20 de diciembre de 2019. La rusa Novatek también está inmersa en un proyecto de gas licuado con la CNPC.