Uno de estos casos es el del ciudadano ruso Maxim Guert, quien regresaba de un viaje a Perú cuando lo detuvieron en uno de los aeropuertos de Moscú. Los agentes aduanales rusos encontraron en sus maletas una botella de la bebida tradicional indígena ayahuasca, que contiene una sustancia prohibida en Rusia, la dimetiltriptamina.
Esta droga forma parte de la Lista 1 de sustancias cuyo tráfico está proscrito en el territorio de la Federación de Rusia, explicó el entrevistado.
La botella incautada era de un litro, añadió. Según la investigación, el recipiente con el líquido contaba con 460 gramos de la sustancia prohibida. Sin embargo, el método de cálculo que se aplica en Rusia es único, declaró el abogado.
"Los expertos hacen evaporar el líquido. Para ser más preciso, lo hacen a una temperatura de entre 110 y 115 grados centígrados, hasta que queda el contenido sólido. En otras palabras, retiran todo el líquido y pesan el resto", pronunció.
No obstante, al juzgar por los resultados del peritaje, aparte de la dimetiltriptamina, estaban presentes otros 20 compuestos, aseguró el entrevistado.
Agregó que dicha bebida era en realidad de fabricación artesanal por lo que Guert la había adquirido en un mercado local y no en una tienda.
El abogado también señaló que los agentes de aduana de los otros países —el país de salida, Perú, y el país de tránsito, España— no tuvieron ningún problema con el equipaje del viajero ruso.
El tribunal de primera instancia lo declaró culpable de contrabando e intento del tráfico de estupefacientes y lo condenó a 11,5 años de cárcel.
"No quiero deshojar la margarita, pero espero realmente que el tribunal acepte nuestras alegatos. Por ahora no sabemos qué pasará en realidad. Son meras suposiciones y sería incorrecto expresarlas", señaló el abogado.
Maxim Guert se encuentra en el centro de prisión preventiva desde el 3 de marzo de 2017.
No es el primer caso de este tipo para Brigadin. En el pasado defendió a un ciudadano que también había adquirido la ayahuasca en uno de los países de América Latina después de que los lugareños le dijeran que esta bebida era "patrimonio nacional".
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Como le dijo su cliente, esta bebida se vendía "de manera libre y extendida". Sin embargo, la incautaron cuando llegó a Rusia.
El abogado se negó a presentar más detalles del segundo caso. Explicó que, a diferencia del caso de Guert, no tiene una autorización escrita para divulgar más información.
El caso que acabó en el punto de mira de Putin
El mismo acusado explicó que portaba el té para meditar y era un regalo para sus amigos.
En aquel entonces, Sputnik habló con la portavoz de la aduana del aeropuerto de Domodédovo, Anna Timoféyeva, quien sostuvo que el ciudadano brasileño quería ganar dinero con dicho té.
"Sea quien sea este ciudadano, él violó la ley y lo hizo de una manera muy grave. Esto es un caso penal, se trata de una droga que él planeaba entregar a personas normales, que posiblemente no sabrían que es un estupefaciente y qué pensarían que es una bebida curativa", indicó la funcionaria y agregó que esta era su opinión personal y no la posición oficial de la aduana.
El abogado del brasileño, Eduard Úsikov, en aquel entonces comentó a Sputnik que su cliente no sabía que esta bebida estaba prohibida en Rusia.
"Todos entendemos perfectamente que él no tenía la intención de cometer un acto criminal en el territorio de la Federación de Rusia. Él ignoraba la ilegalidad de la introducción de esta sustancia en el territorio ruso", señaló en su momento el defensor.
Antes de que Chianca Rocha fuera condenado, el presidente de Brasil, Michel Temer, planteó el caso al líder ruso, Vladímir Putin, y pidió que Moscú reconsiderara la situación. En respuesta, Putin prometió que la cuestión se discutiría a nivel de cancilleres.
El juez tomó en consideración la edad de Chianca Rocha y sus méritos en el campo científico. Lo condenaron a 6,5 años en una prisión de máxima seguridad. Esta condena era casi tres veces más corta que la establecida por la ley por el contrabando masivo de estupefacientes.
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Sin embargo, la defensa de Chianca Rocha apeló y un tribunal disminuyó la condena a tres años. De esta manera, el ciudadano brasileño recibió una condena cinco veces más corta que la establecida por el Código Penal ruso —entre 15 y 20 años de una prisión de máxima seguridad—.
No solo ayahuasca
Si los agentes aduanales rusos encuentran coca en cualquiera de sus formas, detienen a su portador inmediatamente y luego se abre un caso penal.
La extracción del alcaloide de la cocaína de las hojas de coca es un proceso complejo y es prácticamente imposible a través de una bolsita del té. Pese a esto, la legislación supone que el tráfico de cualquier producto que contenga esta sustancia puede servir como pretexto para incoar una causa penal.
Vladímir Brigadin, por su parte, ofreció un consejo para evitar situaciones como estas.
"Cuando compran una bebida, un recuerdo, un ungüento o un tipo de crema o cualquier otra cosa, la gente normalmente desconoce la lista completa de sus ingredientes. Es posible que ciertas cosas estén permitidas en Perú, mientras que en Rusia, no", apuntó.
Añadió que en realidad la dimetiltriptamina está prohibida en la mayoría de los países, pero se trata de la sustancia en su forma pura.
"Lo más adecuado en este caso sería no comprar un artículo como este porque nadie sabe de memoria las listas de las sustancias prohibidas en Rusia o las sustancias cuyo tráfico está limitado en el país (en Rusia hay cuatro listas)", continuó.
También dijo que si uno de verdad quiere comprar una sustancia, mejor hacerlo en una farmacia pública. Allí necesitará solicitar un recibo. Por lo menos esto excluiría una intención criminal porque es poco probable que un estupefaciente sea vendido de manera abierta, comentó.
"Cada país tiene el derecho de imponer sus propias reglas de control, tiene el derecho de hacerlas más estrictas o tener un control más laxo. Todo depende de la política interna de cada país. Por eso no existe un consejo universal. Lo básico sería no comprar si no sabes nada de este artículo", concluyó.