De acuerdo con el documento publicado, Turquía tendrá que proporcionar a los congresistas estadounidenses un informe sobre las posibles consecuencias de la colaboración militar entre Ankara y Moscú y de la negativa de Washington para suministrar a Turquía los F-35.
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Además, Ankara se verá obligada a elaborar un pronóstico del desarrollo de las relaciones entre Turquía y EEUU y dar a Washington garantías de que el país otomano nunca tendrá acceso a las tecnologías estadounidenses.
Estos puntos forman parte de la nueva versión de la Ley de Asignaciones para la Defensa Nacional para el año 2019, que será examinado por Donald Trump a finales de verano.
En diciembre de 2017, Rusia y Turquía firmaron un acuerdo de suministro de los sistemas de defensa antiaérea rusos S-400 a Ankara. Por su parte, Washington amenazó con imponer sanciones contra Turquía y presionó al país otomano con la negativa a venderle sus cazas de quinta generación F-35.
A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, declaró a los medios turcos que, como un Estado soberano, Ankara tiene derecho de "tomar medidas para garantizar su protección".
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El S-400 Triumf (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) está diseñado para abatir aviones furtivos, así como misiles de crucero y balísticos; tiene un alcance de hasta 400 kilómetros, pertenece a la generación 4+ y es el doble de eficaz que sus antecesores.