Para los vecinos de la delegación Tláhuac, en uno de los bordes de Ciudad de México, entender el daño que el sismo del 19 de Setiembre de 2017 les causó fue doblemente difícil: además de la estructura de sus viviendas, el temblor hizo evidente que su barrio está situado sobre una falla geológica, que hará que además de su casa, muchos pierdan el suelo dónde viven.
Juan Salgado, uno de los vecinos organizados de la colonia, ofreció a Sputnik un recorrido por las zonas donde las afectaciones siguen siendo visibles. Banquetas a un metro de diferencia de la de enfrente, hundimientos en calles y casas, sitios demolidos que dejan huecos en la hilera de viviendas.
Salgado es un hombre de 66 años, de tupidas cejas blancas, originario del estado de Guerrero. Lleva 20 años viviendo en la Colonia del Mar, fundada entre otras familias por la de su esposa. El día del sismo está aún presente en su memoria.
"Recuerdo cómo tronó, el ruido. Salí a recorrer la colonia y había gente llorando afuera de sus casas. Pensé que nos teníamos que organizar, que sí se podía resolver pero que no podíamos esperar la acción del Gobierno, que no iba a responder al nivel", evoca.
En esas mismas horas, la doctora Silvia García, investigadora la investigadora en Geotecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se unía a las brigadas solidarias de científicos que empezaron a recorrer distintos puntos. En diálogo con Sputnik, recuerda lo que la hizo quedarse a trabajar en la Colonia del Mar:
En aquellas primeras horas que siguieron al sismo, más allá de dar "impresiones muy precisas de lugares en franco peligro" no se puede hacer mucho, indica la experta, más que "atender el llamado de angustia de la gente y darle un abrazo solidario". Con los días, los científicos comenzaron a relevar la situación de "pérdida total": había 300 casas para derrumbar en la Colonia del Mar y 700 en Tláhuac.
"Un compañero dijo algo en referencia a las casas afectadas que me dolió y me picó el orgullo: 'Esos jacales [chozas] cuestan tres pesos. ¿A quién le va a importar si se pierden?'. Entonces decidí quedarme y nos aventamos con el delegado", describe la investigadora.
A partir de entonces, se armó un equipo a cargo del Instituto de Ingeniería de la UNAM, que hizo un convenio de colaboración con la Delegación Tláhuac, para hacer un programa de trabajo en profundidad, ante la dificultad que tenían alrededor.
Según Juan Salgado, habitante de la Colonia del Mar, "el riesgo de perder parte de los terrenos es un hecho". Al principio, los habitantes pensaban en la estructura de las casas y no en el suelo.
"Hay que buscar en la ciencia la respuesta. Para reubicarnos, los vecinos queremos estudios concluyentes que digan qué zonas no son habitables y en cuáles se podrá construir casas de un solo nivel, con qué materiales y técnicas de construcción para el tipo de suelo en que estamos, que es un suelo lacustre", resume el vecino.
Ciudad de México fue fundada por los españoles sobre el antiguo sistema de lagos que ocupaba todo el Valle del Anáhuac, sobre el que se asentaba Tenochtitlán, el centro del imperio mexica, tomada por Hernán Cortés el 13 de agosto de 1521. Por eso, buena parte de la ciudad está construida donde antes había agua.
La delegación Tláhuac, donde se ubica la Colonia del Mar, fue una de las más afectadas por el sismo del 19 de Setiembre. Hay al menos 700 casas en "código rojo", que significa que deben ser demolidas.
Otros cientos de casas tienen afectaciones menos graves. El sistema de drenaje, así como la vialidad, se vieron afectados casi por completo. Salgado comenta que la colonia estuvo casi dos meses incomunicada, hasta que los vecinos lograron que se repavimentaran dos calles de ingreso para transporte público.
Aún alejada del ojo público, la Colonia del Mar será la primera en tener un estudio integral de suelo, algo inédito en el país, indica la doctora Silvia García, investigadora a cargo del proyecto. En la Ciudad de México "no se había atacado un problema de la escala".
"Es una de las metrópolis que más agua precisa y eso afecta los suelos, que son de una matriz arcillosa. Si a eso le agregas un crecimiento urbano desordenado y abandonado por los poderes públicos, se hace el doble de necesario atenderlo de manera integral, no remendándolo. Esta es la primera vez que nos animamos a estudiar de manera profunda y entera esta situación", explica la científica.
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El convenio de patrocinio fue establecido entre el Instituto de Ingeniería y la alcaldía de Tláhuac. Los científicos no cobran por ese trabajo, por lo que el monto de dinero que pone el gobierno local se destina al equipo necesario para la tarea, al pago de becarios o a la contratación de trabajo externos que se necesiten.
Su propósito es realizar un estudio de suelo en profundidad, a partir de monitoreos que llevarán años, pero sin descuidar la emergencia habitacional en que quedó mucha de la gente, como Teresa, que vive con su patio y casa partidos en dos, a quienes les urge una respuesta contundente, que aún no obtienen de parte del poder público.
"También es una labor de aprendizaje con los vecinos, para que ellos puedan ser más independientes y entender en dónde viven, cómo cuidarse y defenderse. Cada quien tiene su responsabilidad. Con el convenio, tratamos de no dejar a la autoridad trabajando sola. Le llamamos ingenierías valientes, que se animan a dar solución a estos problemas, con una mirada humilde", concluye Silvia García.