El supervisor ya estaba investigando la distribución de las entradas del partido que llevaron a cabo las autoridades israelíes y ahora examinará la decisión de Regev —aprobada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu— de jugar el encuentro en Jerusalén en lugar de Haifa, como estaba previsto al principio, y de destinar 2,7 millones de shekels al evento (unos 756.200 dólares).
"En lugar de responsabilizarse por el terrible fracaso, hemos oído las mentiras y la furia de la ministra Regev sobre otras personas", señaló Yachimovich en un comunicado.
"Nadie ha dañado el honor y el estatus de Jerusalén tanto como lo ha hecho ella [la ministra], Regev forzó al equipo de Argentina a formar parte de los acontecimientos del 70 aniversario de Israel y convirtió el partido en un espectáculo para ella", señaló Yachimovich.
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La diputada laborista añadió que "Regev convirtió un maravilloso y agradable acontecimiento en política llamativa y vacía para obtener réditos".
"Israel y la gente que solo quería disfrutar de un buen juego pagaron el precio", acotó Yachimovich.