Fue un golpe de efecto dirigido a Estados Unidos y los países occidentales pero no aportó pruebas irrefutables en esa dirección.
También comentó que una vez visto el espectáculo dirigido a las televisiones se concluye que Netanyahu hizo "mucho ruido para nada".
"Si las mentiras fueran una razón para descalificar a los líderes, Trump y Netanyahu deberían ser descalificados no menos que Ali Khamenei y Hassan Rohani", dijo un analista del mencionado periódico de Tel Aviv.
Sin embargo, la presentación de Netanyahu fue bien acogida por los líderes occidentales que se alinean con el primer ministro israelí.
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Por su parte, Teherán desautorizó la presentación de Netanyahu diciendo que se trata de "viejas acusaciones que no aportan nada nuevo".
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, acusó al primer ministro israelí de ser "infantil".