Se cree que el ídolo representa a los espíritus malignos y al diablo del bosque que constantemente arruinaban las vidas de los primeros habitantes de los Urales.
El objeto de madera tallada fue descubierto en la turbera de Shigir en la región de Sverdlovsk, en los Urales rusos, a finales del siglo XIX. Sigue siendo uno de los ejemplos más antiguos y conocidos de la escultura antropomórfica monumental. Se considera que es casi tres veces más antiguo que las pirámides egipcias. Hoy en día, se expone en uno de los museos de Ekaterimburgo.
Nuevas técnicas han llevado al descubrimiento de imágenes en su superficie y han definido que se creó en algún momento del primer Holoceno, entre hace unos 11.500 y 11.600 años.
Los primeros análisis demostraron que estaba hecho completamente de madera de alerce y que se construyó a partir de varios trozos. Se mantuvo preservado durante miles de años debido a las propiedades antimicrobianas de la turba. La escultura está cubierta con marcas, algunas de las cuales representan rostros humanos pequeños.
En 1997, un equipo de arqueólogos rusos usó datación por radiocarbono para estimar la edad del ídolo y concluyó que tenía aproximadamente 9.500 años. No obstante, investigadores alemanes expresaron recientemente interés en el ídolo y lo estudiaron con el uso de tecnologías más modernas.
A través del método de la espectrometría de masa, el equipo descubrió que la verdadera edad del ídolo estaba entre los 11.500 y 11.600 años, y su creación se produjo alrededor del final de la Edad de Hielo.
Esta datación, como lo notaron los arqueólogos, ha cambiado todo: el ídolo de Shigir resultó tener la misma edad que los monumentos religiosos más antiguos de la Tierra encontrados en el asentamiento Gobekli Tepe en la Anatolia turca en la década de 1960.
La principal diferencia es que los habitantes de Anatolia eran granjeros, mientras que los autores del ídolo de Shigir eran cazadores-recolectores.
El nacimiento de la civilización, la religión y la cultura se asocia tradicionalmente con el surgimiento de la agricultura. No obstante, el hallazgo de los arqueólogos rusos y alemanes pone en duda esta idea y nos hace reflexionar nuevamente sobre cómo surgieron la civilización y la cultura.
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