Aradi atribuyó la prolongada crisis diplomática a la negativa catarí de "admitir sus errores y pedir perdón, como incumbe a un hermano menor según nuestras tradiciones".
"Sus dirigentes políticos aspiraban a un lugar especial para Catar, a un papel más importante en la región y seguían la agenda de otros países", señaló el parlamentario bahreiní de visita en Moscú.
A principios de junio pasado, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos rompieron relaciones diplomáticas con Catar y suspendieron todas las comunicaciones terrestres, marítimas y aéreas con esa monarquía del golfo Pérsico, a la que acusaron de patrocinar el terrorismo.
Al bloqueo diplomático se sumaron posteriormente varios países más, aliados del cuarteto liderado por Arabia Saudí.
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El Gobierno de Catar calificó de injustificado el bloqueo diplomático y de inviables las condiciones para levantarlo.
El emir catarí, jeque Tamim bin Hamad Thani, confirmó en octubre pasado que el presidente de EEUU, Donald Trump, había reiterado su oferta de mediación en la crisis y sugerido organizar en Camp David una reunión entre las partes implicadas.