A partir del hallazgo de los fósiles del Archaeopteryx en Berlín, Alemania en 1864, se plantó una incógnita que los científicos todavía no habían podido resolver: ¿este animal emplumado del tamaño de un cuervo podía volar o simplemente saltaba de un lugar a otro con la ayuda de sus alas?
Los resultados evidenciaron que "este dinosaurio carecía de las adaptaciones en la cintura pectoral que caracterizan a las aves modernas, por lo que el tipo de vuelo activo que le caracterizaba debía ser diferente", se lee en el estudio. Por lo que su vuelo era más parecido al de una gallina que a la de un ave rapaz. Los investigadores estiman que podría haber recorrido distancias de entre 20 y 1.500 metros.
Para averiguar qué tipo de aviador era Archaeopteryx, los científicos utilizaron una potente máquina de rayos X llamada sincrotrón. Con ella examinaron los huesos del brazo de tres de los 11 fósiles de Archaeopteryx. "A diferencia de los métodos convencionales, el sincrotrón puede detectar diferencias minúsculas en la densidad ósea fosilizada incluso en las capas más externas, lo que es esencial para determinar si es posible volar", se explica en el artículo de Nature.
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Luego los investigadores compararon sus medidas con las de huesos de brazos tomados de otras especies de dinosaurios voladores y aves modernas. De tal forma, descubrieron que la densidad ósea de Archaeopteryx era tan delgada que, sin duda, podría haberse propagado por el aire.