"No hubo detección de nada que represente un riesgo para la salud pública", explicó en declaraciones al diario O Globo el coordinador general del Departamento de Inspección de Productos de Origen Animal del Ministerio, Alexandre Campos da Silva.
La bacteria de salmonella es común en muchas aves porque forma parte de su flora intestinal, pero desaparece al cocinar la carne, dijo el funcionario.
Directivos y técnicos de BRF, la principal empresa exportadora de carne de pollo del mundo, manipulaban los controles para pasar los requisitos sanitarios más estrictos que exigen algunos países, según investigaciones de la policía.
Un total de 12 países exigen controles específicos de salmonella, entre ellos China, Sudáfrica y el bloque de la Unión Europea (UE), y no admiten un porcentaje de salmonella en carne mayor al 20 por ciento (el límite aceptado en Brasil).
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La Asociación Brasileña de Proteína Animal emitió por su parte un comunicado para tranquilizar a los consumidores remarcando que la presencia de salmonella en carne de pollo no es peligrosa para el consumidor.
"Al consumidor, es importante aclararle: no hay riesgos, la investigación está relacionada con análisis de presencia del grupo "Salmonella spp", que se destruye al cocinar los alimentos", dice la nota.
Además, esta asociación sectorial subraya que se trata de "situaciones puntuales" y pide en nombre de toda la cadena productiva que la policía no repita "errores del pasado", en alusión a las primeras fases de la Operación Carne Fraca (carne débil), que causaron un fuerte impacto en el sector.
Tras la publicación de los detalles de las irregularidades, varios países anunciaron vetos a la importación de carne brasileña, uno de los pilares de la economía de Brasil.
Esto provocó críticas del ministro de Agricultura, Blairo Maggi, que consideró la actuación policial irresponsable por culpar a todo un sector cuando en realidad se trataba de hechos aislados.
BRF, la empresa que está en el punto de mira de las nuevas investigaciones, es dueña de marcas como Sadia y Perdigao, dos de las más populares en Brasil, y es la mayor exportadora mundial de carne de pollo, con ventas en casi 150 países.
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Dispone de 50 fábricas en ocho países y 100.000 trabajadores, pero el año pasado tuvo unas pérdidas de 1.100 millones de reales (337 millones de dólares) debido al impacto de la Operación Carne Fraca.