Otro tiro por la culata de Europa
Tras el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, una de las primeras sanciones que el Occidente colectivo impuso al gigante euroasiático fue la de cerrarle el espacio aéreo a sus aerolíneas.
Como respuesta a esta medida de varios países occidentales, incluida la totalidad de los miembros de la Unión Europea, la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia (Rosaviatsia) anunció el cierre del espacio aéreo ruso a los vuelos de las operadoras aéreas de 36 países, incluidos todos los que integran el bloque comunitario.
Debido a esta restricción de Moscú, los transportistas de pasajeros y de carga de la UE se han visto obligados a tomar rutas alternativas para llegar a China, lo que implica un incremento en los costos de combustible, en los salarios de pilotos y tripulación de cabina. Sin embargo, las aerolíneas chinas y de otros países que no se encuentran en la lista negra de Rusia han aumentado sus vuelos directos desde el continente asiático hacia destinos europeos.
Según datos de la consultora especializada en transporte aéreo IBA, los transportistas chinos controlan el 77% del tráfico aéreo entre China y Europa, en comparación con el 50% anterior a la pandemia del covid-19. "En algunos mercados, como Italia y el Reino Unido, las aerolíneas chinas ahora tienen hasta el 100% y el 95% del mercado, respectivamente", dijo Piotr Grobelny, analista de dicha firma.
"Realmente parecen sanciones indirectas hacia Europa", advierte la profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco de México, Ana Teresa Gutiérrez del Cid.
Estas sanciones de Bruselas, de haberle cerrado el cielo a las aerolíneas rusas “perjudican mucho a la economía de la propia Unión Europea, y han dejado que se les cuele China, que crezca muchísimo”, apunta la analista.
"A Europa la están destruyendo económicamente, lo que es un objetivo fundamental de EEUU: no quería la competencia de la UE, mucho menos comandada por Alemania, que era su motor. Ahora vemos la lamentable situación en la que se encuentra la industria pesada alemana, cerrando fábricas de automóviles, mandando a sus empresas a producir a EEUU y desindustrializando al país", explica Gutiérrez del Cid.