Las temperaturas inferiores a la norma plurianual ya han azotado el Reino Unido y los países escandinavos, y ahora esas heladas se extienden a la Europa continental, incluida su parte meridional. Por ejemplo, a finales del primer tercio de enero, se espera que Madrid alcance los 7º C bajo cero, que sería la mínima desde 2021, indica la agencia, refiriéndose a las previsiones de Weather Services International.
A continuación, las gélidas condiciones están impulsando la demanda de calefacción a su nivel más alto este invierno boreal, señala el portal, pero las reservas de almacenamiento de gas están completas en torno al 70%, frente al 86% en el mismo momento de 2024.
Aunque "no hay riesgo de escasez inmediata", el veloz agotamiento de sus reservas —que se está produciendo "al ritmo más rápido de los últimos 8 años"— podría complicar el proceso de almacenaje de cara a la próxima temporada de calefacción y afectar a los precios a corto plazo, subraya el medio. El problema también fue reconocido en Bruselas, cuando la representante de la Comisión Europea, Anna-Kaisa Ikonen, admitió que "en lo que respecta a la seguridad del suministro, observamos que hay una elevada extracción [de lo almacenado] en comparación con enero del 2024".
Y según la agencia Gas Infrastructure Europe, los niveles de existencias de ese recurso energético han caído un total de 25% desde su máximo, más que cualquier descenso para esta época del año desde 2018. Tal ritmo de bajada augura a la región "dificultades para reabastecerse para el próximo invierno", indicó el departamento de investigación de gas natural de Goldman Sachs Group, citado por el portal.

22 de diciembre 2024, 16:33 GMT
Las bajas temperaturas se registran en un momento en que Europa tiene que hacer frente a los efectos de la crisis energética que atraviesa el continente, causada en particular por una importante restricción de las importaciones de petróleo y gas de bajos precios rusos.
Además, desde el 1 de enero de 2025, debido a la negativa de Ucrania a que el gas procedente de Rusia pase por su territorio, el continente europeo ha perdido esa línea de gasoducto proveniente del Estado euroasiático. En palabras del ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, con esta medida, Kiev —que pretende ingresar en la UE— "ha vuelto a poner a la economía europea en una situación difícil".
En este sentido, prosigue el portal, Europa está "cada vez más expuesta a la volatilidad del mercado al depender del gas natural licuado de otros lugares para suplir la escasez" surgida tras la cancelación del suministro de gas por gasoducto desde Rusia.
A esto se añaden los accidentes técnicos, como la parada de la planta de gas natural licuado de la localidad noruega de Hammerfest hasta el 9 de enero por un fallo en un compresor. Esas interrupciones imprevistas de los principales proveedores, concluye el medio, podrían "afectar al delicado equilibrio de la región y provocar subidas de precios".
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