Coches eléctricos: EEUU lanza un golpe a China, que se lo devuelve con contundencia

EEUU busca prohibir la venta de cualquier vehículo chino que esté conectado a internet o a cualquier software chino para automóviles. Se ha abierto así un periodo de 30 días para presentar las posibles reclamaciones antes de redactar la norma final. La Administración Biden alega para esta medida —cuándo no— protección a la seguridad nacional, el mismo motivo que ya se ha utilizado en muchos otros sectores como la IA, semiconductores o chips.

La medida llega luego de que un grupo de parlamentarios advirtiera que los fabricantes chinos estarían recopilando datos confidenciales mientras prueban su tecnología de vehículos autónomos en EEUU. Dicha prohibición también afectará a todo el software y hardware producido en el gigante asiático, aunque el fabricante sea occidental. En este sentido, los mismos fabricantes habrían pedido algo de tiempo a la Casa Blanca para poder adaptarse a las nuevas normativas.

Para el exdiplomático y profesor de la UNAM Héctor Lerín, esta medida de EEUU responde a un delirio de persecución de su liderazgo y de su establishment, de asumir estas posturas de pensar que todo afecta a la seguridad nacional. “Con ese cuento de la seguridad nacional, qué de crímenes se han cometido y se siguen cometiendo a escala planetaria. Esto es parte de buscar un pretexto para combatir lo que es en el fondo el tema: la competencia de los vehículos chinos, que por lo que se está viendo, son superiores, porque ellos se han adelantado en tecnología ambientalista a los norteamericanos”, expresa el analista.

Pero las cosas no son, ni serán, color de rosa en este campo para Occidente. Y es que, por un lado, la industria china le saca una importante ventaja a la occidental en el desarrollo de coches eléctricos, y no tiene previsto perderla a corto plazo. Por otro lado, el Ministerio de Comercio de China ha pedido a sus fabricantes que la producción de automóviles eléctricos siga realizándose en gran medida en suelo nacional y que exporte kits semiensamblados, en vez de producir automóviles completos en el extranjero. El objetivo: salvaguardar sus desarrollos tecnológicos.

“Los chinos son sumamente inteligentes y tienen que hacer todo lo posible por salvar esta situación en la que les están intentando poner los anglos. Porque aquí están incluidos los europeos. Sin embargo, veo que esto también daña los intereses de las propias empresas norteamericanas y europeas que están instaladas en China”, apunta Lerín.