En virtud del documento, firmado por la presidenta peruana, Dina Boluarte, la empresa recibirá 750 millones de dólares en financiación de capitalización y una operación de endeudamiento a corto plazo por valor de 1.000 millones de dólares. Por otro lado, el Gobierno ordena a la compañía reducir sus gastos 10% en lo que queda de 2024 y en 30% los costos para el 2025.
A su vez, desde la compañía agradecieron al Gobierno por el respaldo y subrayaron que la ayuda concedida "no solo busca asegurar la comercialización de hidrocarburos en las regiones más remotas del país, sino también garantizar la sostenibilidad de la empresa a largo plazo".
Como escribe el medio Bloomberg, ese anuncio "puso fin a meses de intriga", ya que la dirección de la petrolera pedía cada vez más al Gobierno que la rescatara de lo que consideraba una insolvencia inminente. El 10 de septiembre, el directorio incluso presentó su renuncia, acusando al ejecutivo peruano de inacción y de ser incapaz para sacar a la empresa de los problemas que padece.
De hecho, este es el segundo paquete de rescate para Petroperú, que en 2024 "viene arrastrando las finanzas del país", destaca el medio.
Los apuros financieros de la empresa y la pérdida de atractivo inversor se atribuyen a las abultadas deudas contraídas tras la inversión de 6.500 millones de dólares para modernizar su refinería Talara.
El proyecto se retrasó varios años y acabó costando mucho más de lo presupuestado inicialmente, mientras que la empresa se convirtió en un dolor de cabeza para el Estado andino.
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