"El régimen de Kiev comenzó a preparar un ataque contra la central nuclear de Kursk. Instamos a las organizaciones internacionales, en particular a la ONU y al OIEA, a condenar de inmediato las acciones provocativas que prepara el régimen de Kiev e impidan la violación de la seguridad nuclear y física de la central nuclear de Kursk, que podría causar una catástrofe a gran escala provocada por el hombre en Europa", dijo la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova.
La vocera señala que los planes de Kiev no solo representan una amenaza directa para las centrales nucleares de Kursk y Zaporozhie, sino que también socavan los postulados del OIEA sobre la seguridad nuclear, formulados en 2022 por el jefe de la agencia, Rafael Grossi.
"Toda la comunidad internacional debe comprender el peligro que representa para el continente europeo el régimen neonazi de Kiev. Los intentos de intimidación y terror contra regiones enteras y la comunidad internacional en su totalidad deben ser resueltos mediante esfuerzos conjuntos", recalcó.
Horas antes, el director general de la corporación rusa Rosatom, Alexéi Lijachov, mantuvo una conversación telefónica con Grossi, durante la cual señaló que "la situación en torno a ambas centrales nucleares sigue deteriorándose". Además, Lijachov invitó al jefe del OIEA a visitar la planta nuclear de Kursk y la ciudad cercana de Kurchátov para evaluar personalmente la situación.
El 8 de agosto, en el territorio de la planta fueron hallados fragmentos de misiles derribados, incluso en la zona de tratamiento de residuos radiactivos, mientras al día siguiente las acciones de Kiev provocaron la parada de un transformador, por lo que Kurchátov se quedó sin electricidad. Además, los servicios de seguridad de Rusia informaron que las Fuerzas Armadas de Ucrania planean usar proyectiles con ojivas que contienen sustancias radiactivas para atacar las centrales nucleares de Kursk y Zaporozhie.
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