Resulta inútil entregar más de una docena de cazas porque no hay pilotos, explica el diario New York Post. La mayoría están muertos, y entre los que están vivos, pocos tienen un dominio del idioma inglés lo suficientemente bueno para la recalificación, agrega la publicación.
Pero es posible que los aviones sean pilotados por personal no ucraniano. Kiev pretende reclutar a especialistas extranjeros para pilotar y mantener aviones de combate, prometiéndoles condiciones de contrato favorables y salarios elevados, comentó la miembro de la Comisión de Transportes e Infraestructuras de la Rada Suprema, Oxana Savchuk.
Sin embargo, no se puede asegurar que habrá una gran cola de mercenarios dispuestos a hacerlo. En marzo, desde el Ministerio de Defensa ruso informaron de que 13.387 mercenarios habían llegado a Ucrania desde el inicio del conflicto armado. En ese momento, se confirmó la eliminación de 5.962 de ellos, agregaron desde la entidad castrense.
Muchos abandonaron el país inmediatamente después de finalizar su contrato y no tienen intención de regresar, pues la intensidad de los combates con el Ejército ruso no tiene nada que ver con un safari militar.
El hecho es que el F-16 es un avión de gran éxito comercial y el Pentágono aprecia mucho su reputación.
Los F-16 son los cazas de cuarta generación más fabricados en serie. Desde 1978 se han construido más de 4.600 aparatos de diversas modificaciones. Están en servicio en 25 países y utilizan prácticamente toda la gama de armas tácticas de la OTAN.
En caso de que los cazas y los pilotos ucranianos demuestren su valía, Occidente dará más, pero si los misiles rusos empiezan a derribar aviones de la escuela de diseño estadounidense, podría ser la gota que colmara el vaso para Washington.
Kiev recibió los F-16A/B, mejorados en comparación con los modelos originales de finales de los años 1970. Sin embargo, están lejos del nivel de los aviones operados por EEUU. Por ejemplo, los cazas de la Fuerza Aérea holandesa están equipados con el anticuado radar APG-66V2, que rastrea solo unos pocos objetivos, mientras que el radar APG-83 hace frente a docenas. A veces, los F-16A/B que participaron en conflictos armados en los años 1980 y 1990 fueron derribados por los sistemas antiaéreos rusos Buk y S-125, que ya hace tiempo dejaron de ser modernos.