La presencia del poliovirus pone a miles de personas que viven hacinadas en campos de desplazados en peligro de contraer esta enfermedad altamente infecciosa que puede causar deformidades y parálisis, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS) este 19 de julio.
"Para añadir a la devastación de la guerra y a la completa ruptura de la ley y el orden, los gazatíes tienen que enfrentarse ahora a la amenaza de la enfermedad altamente infecciosa de la polio, vinculada a la desastrosa situación sanitaria creada por el conflicto", advirtió el organismo.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, se llevaron a cabo pruebas con la agencia de la ONU para la infancia, la UNICEF, que mostraron la presencia del virus en el territorio palestino.
El Ministerio de Sanidad israelí también declaró que se había detectado el poliovirus de tipo 2 en muestras de aguas residuales de Gaza analizadas en un laboratorio del país hebreo.
"La presencia de poliovirus en las aguas residuales que se acumulan y fluyen entre las tiendas de campaña de los campos de desplazados y en las zonas habitadas debido a la destrucción de las infraestructuras constituye un nuevo desastre sanitario", declaró el Ministerio de Salud de Gaza.
Asimismo, destacó el "grave hacinamiento" y la "escasez de agua" que se está contaminando con aguas residuales y la acumulación de basura.
Las autoridades palestinas acusaron que la negativa de Israel a permitir la entrada de suministros higiénicos en Gaza "crea un entorno adecuado para la propagación de diferentes enfermedades".
"La detección del poliovirus en las aguas residuales amenaza con un verdadero desastre sanitario y pone a miles de personas en riesgo de contraer la polio", indicó el Ministerio.
Las agencias de la ONU llevan cuatro décadas haciendo campaña para erradicar la polio, que se propaga con mayor frecuencia a través de las aguas residuales y el agua contaminada, pero en los últimos años se ha producido un rebrote en Afganistán y Pakistán y algunos casos aislados en Nigeria.
Las autoridades de la ciudad de Deir el Balah, en el centro de Gaza, declararon esta semana que las estaciones de tratamiento de aguas residuales se habían cerrado por falta de combustible. Advirtieron que las carreteras "quedarán inundadas por las aguas residuales" y que 700.000 civiles, la mayoría de ellos desplazados, correrán el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por las aguas residuales.
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