Según el artículo, miles de ucranianos en edad de reclutamiento se han jugado la vida cruzando el río a nado y al menos 33 se han ahogado desde el comienzo del conflicto entre Kiev y Moscú en febrero de 2022.
Sin embargo, según el servicio fronterizo ucraniano, el número de muertos es probablemente mucho mayor, ya que los cadáveres siguen atrapados en los juncos bajo el agua y es poco probable que se recuperen los cuerpos.
Pese a las advertencias sobre lo peligroso que es cruzar ese río, el creciente temor al reclutamiento y la posibilidad de una vida mejor en Rumania, Hungría y otros países hacen que los hombres sigan tratando de escapar, de acuerdo con el reporte.
Incluso, revela The Economist, se ha detectado un tráfico de migrantes, en el que delincuentes locales piden comisiones de entre 3.000 y 12.000 dólares por persona a quienes quieran cruzar el río con su ayuda.
La revista británica destaca que los traficantes prefieren operar durante la noche para estas travesías, por lo que a menudo dejan a los jóvenes inconscientes en medio de la ferocidad del río Tisza.
Según el medio, los hombres que intentan cruzar sufren espasmos musculares debido a las frías temperaturas o quedan atrapados entre las ramas.
Consultado por The Economist, un ingeniero ucraniano de 24 años que se identifica como Matviy, cuenta que logró sobrevivir al cruce del río tras pagar 5.000 dólares a un traficante para que lo ayudara a surcar las aguas. Sin embargo, dice que, en algún momento, pensó que iba a morir ahogado.
Esta crisis migratoria sucede en momentos en que las tropas ucranianas no logran ningún avance contra las fuerzas rusas, entre otros factores.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania han perdido más de 111.000 soldados —entre muertos y heridos— desde el inicio de este año, según informes del Ministerio de Defensa de Rusia. Además, Kiev ha perdido 21.000 unidades de armamento y equipo militar y las fuerzas rusas han avanzado cientos de kilómetros.
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