España

Qué entraña para España el acuerdo que Zelenski iba a firmar en Madrid: ¿paz o escalada?

El avance ruso en Járkov obligó al presidente ucraniano a cancelar su agenda internacional, pero Madrid está igualmente comprometido a seguir apoyando a Kiev. Con el acuerdo, España busca apuntalar la estructura de poder en Ucrania, explican los analistas. ¿Por qué hay una necesidad de 'sobreactuación' y búsqueda de impacto mediático?
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El 15 de mayo, Volodímir Zelenski canceló todos los viajes al extranjero de su agenda exterior. La decisión de posponer su participación en todos los eventos internacionales que tenía programados obedece ala delicada situación del frente ante el avance del Ejército ruso en la región de Járkov.
Queda así abortado su viaje abortado a España y Portugal, cuyo fin era la firma de sendos acuerdos bilaterales en materia de seguridad. En Madrid, donde el 17 de mayo debía suscribir el documento con Pedro Sánchez, el mandatario ucraniano iba a ser recibido posteriormente en audiencia por el rey Felipe VI en el Palacio Real, después de lo cual atendería compromisos con los responsables de los ministerios de Defensa y Exteriores.
Nunca hubo una confirmación oficial por parte del Gobierno español y de su Ministerio de Asuntos Exteriores de la llegada de Zelenski. En realidad, fue el anuncio de Casa Real sobre la cancelación de los actos previstos con el monarca, emitido al filo de la medianoche del día 14, lo que terminó de certificar la veracidad de la visita en medio de un halo de confusión. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, había aludido anteriormente a "motivos de seguridad" para explicar la falta de confirmación.
El contenido del acuerdo bilateral que Zelenski buscaba suscribir con Sánchez es similar a los que Kiev ya ha suscrito con Alemania, Reino Unido, Canadá, Francia, Dinamarca e Italia. Garantiza un "apoyo militar sostenido a largo plazo" a Kiev hasta que el país logre su ingreso en la OTAN.
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La intención es dar continuidad al apoyo que Madrid brinda a Ucrania en materia de adiestramiento y atención hospitalaria de combatientes, envíos de armamentos, contribución al desarrollo de la industria de defensa ucraniana y el suministro de información de inteligencia.
A finales de abril, el Ministerio de Defensa de España prometió enviar a Ucrania antes del fin de junio ametralladoras, vehículos acorazados de infantería, armamento contra carro y obuses de artillería de campaña, diversos sistemas de vigilancia antiaérea y estaciones de armas remotas para defensa contra drones, en principio de fabricación española, así como un nuevo lote de carros de combate Leopard 2A4.

¿Un aporte a la escalada?

La aprobación del acuerdo se llevará a cabo en el Consejo de Ministros y obviará su ratificación en el Congreso de los Diputados. El Gobierno español esgrime que, al carecer de categoría legal de tratado internacional, el texto puede esquivar su tramitación parlamentaria. El hecho provoca "preocupación" entre algunas fuerzas políticas.
En el caso de la formación Podemos, su diputado Javier Sánchez Serna cree que el acuerdo bilateral refuerza la apuesta del Gobierno "por la escalada bélica" y lamenta que no se debata en la cámara un asunto que "compromete" a España en los planos económico y de la seguridad.

"¿Cuánto dinero vamos a invertir en continuar la guerra contra una potencia nuclear como Rusia? ¿Qué partidas sociales se van a recortar para sostener el esfuerzo bélico?", declaró Sánchez Serna a los medios destacados en el Congreso, a los que aseguró que el fin del conflicto solo llegará "con un nuevo esquema de seguridad para todo el continente".

Por otra parte, la utilidad para Kiev de los acuerdos bilaterales atañe a la supervivencia en sí del articulado del poder en el país, toda vez que el Gobierno de Zelenski ya ha agotado su mandato y no se han convocado elecciones. Así lo cree el politólogo y autor Manuel Monereo, que en una conversación con Sputnik afirma que el sentido de tales acuerdos es hacer ver a Ucrania "que no la van a abandonar", dado que no pueden garantizar su ingreso en la OTAN.
Se refiere este analista al hecho de que durante la última cumbre de esta organización, en Vilna, no se especificase el próximo ingreso de Ucrania. A cambio de no incluir cláusulas de ayuda mutua ante una agresión exterior, el texto del acuerdo bilateral con España determina el compromiso de estudiar "los pasos apropiados a dar en caso de un futuro ataque armado ruso".
"Pero el problema real ahora mismo es que a Zelenski no solo se le está cayendo el frente; también las estructuras de poder existentes en Ucrania se están agotando y están perdiendo fortaleza, legitimidad y eficacia, las tres cosas a la vez. Hay una crisis muy seria de la estructura del poder organizado en Ucrania", explica Monereo.
En su opinión, los tratados bilaterales son "más bien un postureo"; es decir, una muestra de actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia. "Es algo que también se ha notado con la visita de Antony Blinken a Kiev, que también ha prometido no abandonar a Zelenski y seguir dando dinero a Ucrania para ayudarla a ingresar en la UE. Pero la eficacia de esto es muy limitada", asegura.
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Al respecto de la visita de Blinken, esta se produjo de manera sorpresiva y acabó no sin cierta polémica, pues el secretario de Estado de EEUU se subió a un escenario de un club nocturno de Kiev para interpretar a la guitarra eléctrica junto a una banda local el célebre tema Rockin’ in the free world, del rockero canadiense Neil Young.
Blinken habló del "mundo libre" al presentar la canción, pero muchos denotaron un componente frívolo en la escena en sí. Además, se da la circunstancia de que la letra de la canción no era la idónea para adornar su discurso, pues en realidad es una crítica feroz contra el "mundo libre" que representa EEUU, al describir escenas de pobreza, angustia y drogadicción.

Sobre el evento de Suiza

Fue el 5 de marzo cuando el Ministerio de Exteriores informó mediante una nota de prensa del inicio de las negociaciones con Ucrania en torno al acuerdo. Zelenski tuvo constancia de los progresos del mismo durante una conversación telefónica con Pedro Sánchez sostenida el 7 de mayo, cuando repasaron "el aumento urgente y significativo del apoyo militar que España está prestando a Ucrania, así como los avances del Acuerdo de Seguridad entre ambos países", según reza en el comunicado emitido entonces por el Ministerio de la Presidencia de España.
Es en este contexto cuando Pedro Sánchez confirmó posteriormente su participación en junio en Suiza con motivo de una "conferencia de paz" sobre Ucrania. Dado que a la misma no se ha invitado a Rusia, cabe cuestionarse la idoneidad de la presencia de países cuyo compromiso por ayudar al esfuerzo bélico de Kiev es creciente y se formaliza mediante la firma de acuerdos bilaterales. ¿Solo una parte negociará la paz? El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha caracterizado la cita helvética de muestra de los métodos diplomáticos de Occidente con la que "formular un ultimátum" a Rusia.
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También es lícito preguntarse si será creíble la asistencia de Pedro Sánchez al evento en Suiza luego de comprometerse a una aportación militar sostenida para una de las partes en conflicto. "No es tanto una contradicción como una sobreactuación", matiza Monereo, que señala el "mensaje de apoyo de Occidente" a Ucrania, "tanto para quien está cansado y quiere llegar a un acuerdo de paz, como para las propias huestes de Zelenski".
"Lo de Suiza es un postureo internacional, porque cuando se celebre, puede que la situación en Járkov y la situación política ya se les haya ido de las manos", avisa Monereo, que define al evento como un "hecho comunicativo".
"Es una de las claves de este conflicto; se buscan hechos comunicativos que, por un lado, neutralicen las victorias rusas y, por otro, den confianza a nivel internacional e interno al Gobierno de Zelenski", añade, convencido de que la creación de hechos comunicativos ha adquirido para Occidente una dimensión "existencial" en la medida en que "está perdiendo la guerra".
En este sentido, Monereo señala un "dato esencial", vinculado a las declaraciones al canal Sky News del presidente checo, Petr Pavel. "Es de los más duros y es militar, pero ha dicho que hay que sentarse a negociar. Tras ver lo que está sucediendo en Járkov, creo que comprende que es mejor negociar ahora que dentro de un mes, porque igual dentro de un mes ya no se podrá ni negociar".
El frente en torno a Járkov, donde las defensas ucranianas son muy escasas aun habiendo recibido mucho dinero para construirlas, es un ejemplo visible de la corrupción y cleptocracia que atraviesa Ucrania por definición. "Es un régimen cleptocrático. Sin un régimen basado en el robo, tú no haces que el país se acabe comprometiendo contigo en una guerra que no puede ganar", asegura Monereo, que liga a este razonamiento la crisis desatada en Georgia.

"Georgia no quiere ser Ucrania. Porque cuando su primer ministro dice que el país no puede convertirse en una Ucrania, lo que está diciendo es que se ha llevado a Ucrania a una situación que pone en peligro la propia existencia del país y la democracia del país, lo cual solo puede hacerse comprando a las clases dirigentes en un régimen cleptocrático", concluye Manuel Monereo.

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