"No se puede exagerar la especial gravedad (de estas represiones). Si se destruyen las facultades y universidades como santuarios del pensamiento y la expresión no circunscritos y deliberadamente exploratorios —la libertad académica en el lenguaje común— se está en buen camino para destruir el dinamismo intelectual de la nación y, por tanto, su futuro", escribe Patrick Lawrence para el sitio web ScheerPost.
El escritor y analista de seguridad internacional David Oualaalou comenta a Sputnik este artículo y reflexiona sobre la agitación que experimenta cada vez más Estados Unidos, tanto en su propio país como en el extranjero.
"Empecemos por el frente interno (...) la fragmentación que existe dentro del sistema que, por cierto, no empezó hace un año, ni dos, ni tres. Ha ocurrido durante las últimas tres o cuatro décadas. Es ahora cuando se está haciendo más abierta, más vívida, más evidente, y el pueblo estadounidense tiene ganas de enfrentarse a esta realidad", señala.
"La Administración está enviando el dinero de nuestros impuestos a Ucrania: se está malgastando y no hay nada en ello para nosotros, los ciudadanos estadounidenses", añade.
Este sentimiento es cada vez más compartido por los estadounidenses de todo el espectro político: la mitad de los encuestados en un sondeo reciente
coinciden en que el presidente de Estados Unidos,
Joe Biden, está gastando "demasiado dinero" en apoyo al esfuerzo bélico y la sociedad civil de Ucrania.
Las encuestas
muestran que la opinión de los estadounidenses sobre la economía en general
es pesimista: el 54% considera que el nivel de vida de la generación más joven será probablemente inferior al de sus padres y el 70% de los menores de 30 años cree que la propiedad de una vivienda en Estados Unidos se ha vuelto más difícil. Al otro lado de la brecha de edad, el país se enfrenta a
una grave crisis, ya que millones de estadounidenses mayores se acercan a la edad de jubilación con ahorros insuficientes.
El analista político Garland Nixon comenta una carta redactada por 12 senadores estadounidenses en la que amenazan a la Corte Penal Internacional en caso de que esta tome medidas contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y miembros de su Gabinete.
Mientras que antes el país tenía una influencia y un respeto que le permitían influir en la opinión mundial, "Estados Unidos [ahora] parece calificar [a la ONU] solo como una herramienta política", observa Nixon.
"¿Qué pasó con la libertad de expresión?", pregunta el analista, comentando las recientes medidas represivas de la Policía contra las manifestaciones pro-Palestina en los campus universitarios de EEUU.
"Si esas personas se manifiestan pacíficamente, como era el caso, contra la injusticia, ¿cómo puede el Gobierno enviar a la Policía antidisturbios como si estuviéramos en una zona de guerra? ¿O enviar francotiradores al tejado de las universidades? Eso fue degradante", agrega.
Patrick Lawrence también
critica el discurso en torno a una supuesta crisis de antisemitismo en Estados Unidos.
"Se trata de un ataque a la razón, al lenguaje, a la ley e incluso al más elevado de los valores estadounidenses: el sentido común. (...) Es un signo de la debilidad estadounidense y hace avanzar aún más esta debilidad", recalca.
"Aquellos que están llamados a liderar esta nación están ya muy poco interesados en lo que el resto del mundo, o incluso los propios ciudadanos, piensan de EEUU", concluye.