
Esa campaña desangró a las fuerzas mercenarias ucranianas y aliadas, y desacreditó el viejo mito que surgió en los años 80 sobre la superioridad militar de Occidente sobre sus análogos soviéticos y rusos.
Un gesto importante
La exposición sirve como "una ilustración de lo que sucederá a continuación con el equipo que se envía a Ucrania, incluidas las nuevas armas que empiezan a llegar ahora, como por ejemplo los tanques Abrams, los misiles ATACMS y muchos más", enfatizó Podberezkin.
"Las armas, las municiones... la capacidad de producción, la capacidad logística, todo está del lado de Rusia. Es muy superior en esa área. Tiene dominio de escalada. Hay superioridad aérea y también superioridad táctica. El tiempo está de su lado. Y todo esto [en referencia a la guerra proxy de la OTAN] es drenar a Occidente cada vez más. Creo que, lamentablemente, es un asunto triste para el público occidental. Y sus propios líderes les están mintiendo", añadió Rasmussen.
El fiasco de las armas occidentales
"Este equipo demostró no ser mejor, y a menudo peor, que nuestras armas, tanto soviéticas como rusas, en el campo de combate. Y una vez más quedó demostrado que los conflictos los libran no solo con acero, sino también las personas, los líderes militares que dan órdenes y piensan en cómo utilizar estas armas de la manera más eficaz", dijo Podberezkin.
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