Según la investigación, dada a conocer este 11 de abril, el algodón es cultivado por dos de las mayores agroindustrias de Brasil —SLC Agrícola y el Grupo Horita— en el oeste del estado de Bahía, una parte del bioma del Cerrado, que ha sido fuertemente deforestado en las últimas décadas para dar paso a la agricultura a escala industrial.
De acuerdo con el informe, en la última década, el algodón brasileño ha ganado protagonismo en el mercado mundial de la moda. El país es ahora el segundo exportador mundial. En la última década, hasta 2023, las exportaciones de Brasil se han más que duplicado.
El Cerrado, situado al sur del Amazonas, es uno de los biomas más ricos de la Tierra y alberga 161 especies de mamíferos. Millones de personas dependen también de sus bosques y sabanas para su subsistencia, se señala en la investigación.
Sin embargo, la destrucción que la agricultura industrial ha provocado en el Cerrado en las últimas décadas ha sido incluso peor que la del Amazonas, afirma Earthsight.
Además, la tala de la vegetación del Cerrado para la producción agrícola genera tanto carbono al año como las emisiones anuales de 50 millones de coches. En las últimas décadas, solo el estado de Bahía ha perdido casi una cuarta parte de su sabana virgen (una superficie del tamaño de Gales) debido a la expansión agrícola, dice el grupo ecologista.
Según Earthsight, durante siglos, las comunidades tradicionales de Bahía han vivido en armonía con la naturaleza, pero en los últimos años han visto cómo les robaban sus tierras y han sufrido los ataques de las codiciosas agroindustrias al servicio de los mercados mundiales del algodón.
De acuerdo con la investigación de la ONG, el algodón "contaminado" de las cadenas de suministro de H&M y Zara está certificado como ético por el mayor sistema de certificación de algodón del mundo, Better Cotton, que no ha detectado las ilegalidades cometidas por SLC y Horita.
A decir de Earthsight, las "profundas deficiencias" de Better Cotton no se solucionan con una reciente actualización de sus normas.
La investigación, titulada Fashion Crimes, fue realizada con base en imágenes por satélite, sentencias judiciales, registros de envíos y una investigación encubierta.