Si bien había expresado su simpatía por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, al comienzo de su gestión, el mandatario argentino, Javier Milei, sorprendió al asegurar que su Ministerio de Defensa está "discutiendo" qué tipo de asistencia militar puede otorgarle a Kiev.
Entrevistado por la cadena CNN, Milei fue consultado sobre si, además del apoyo público a Ucrania en foros internacionales, su país consideraba enviar algún tipo de elemento militar para participar del conflicto. "Es algo que está discutiendo el ministro (de Defensa) Luis Petri con las autoridades de Ucrania para ver en qué podemos colaborar", reveló.
En diálogo con Sputnik, el experto en Relaciones Internacionales, Gonzalo Fiore, consideró que, más que una idea concreta, las declaraciones de Milei se parecen más a "un posicionamiento geopolítico de un presidente que ha decidido tomar partido y meterse en un conflicto a favor de Ucrania". Para el analista, se trata de otro de los intentos de Milei de hacer "un guiño a lo que él considera que es el bloque occidental".
"De ahí a enviar ayuda militar lo veo improbable porque las capacidades militares argentinas tampoco están en un escenario en el que puedan ser contendientes de una guerra. Quizás algunos piensan que para eso se adquirieron los F-16, pero también en teoría están obsoletos y no lo veo muy viable", razonó el experto.
También consultado por Sputnik, el analista internacional argentino Jorge Elbaum calificó los dichos de Milei como "otro de sus globos de ensayo orientados a confundir a la sociedad", especialmente debido a que el mandatario no tiene la potestad para aprobar una asistencia militar o la participación en una guerra sin la aprobación del Congreso.
Elbaum subrayó que, desde que llegó al poder, Milei se ha valido de una "parafernalia mentirosa" no solo para manifestar su "gran desconocimiento y desprecio por el Estado" sino también para remarcar una "estrategia propagandística para alinear a Argentina a los intereses de EEUU, al menos en términos de cosmovisión y aspectos simbólicos".
Para el analista, detrás de estas decisiones hay "intereses y presiones de Washington", tanto a nivel diplomático a través del embajador estadounidense en Buenos Aires, Marc Stanley, como en lo militar, con la presencia recurrente de la jefa del Comando Sur del Ejército estadounidense, Laura Richardson.
A contramano de las necesidades y su tradición
En cualquier caso, los analistas coincidieron en que involucrarse en el conflicto en Ucrania es un error que tendrá consecuencias negativas para el país y que va en contrasentido a los intereses argentinos y su propia tradición diplomática.
Fiore sostuvo que entre las consecuencias "graves" de la decisión puede estar "romper la relación entre Argentina y Rusia, porque sería declararle la guerra a un país con el que no tenemos conflicto de ningún tipo". En ese sentido, recordó que Buenos Aires y Moscú "siempre tuvieron buenas relaciones, en todo momento y con todos los gobiernos".
Elbaum consideró que el episodio no romperá las relaciones, pero reconoció que "Moscú por supuesto está tomando nota de estas medidas irresponsables y estas amenazas". En esa línea, consideró que Rusia tiene "todo el derecho para cuestionar a quienes están haciendo del sometimiento a EEUU para desafiar a la Federación de Rusia".
Para el analista argentino, además, una postura de este tipo contribuye a alejar a Argentina de socios comerciales que pueden resultar clave para una mejora económica tan necesaria para el país sudamericano.
"Argentina se está aislando del mundo y sobre todo de sus socios más importantes como Brasil, que tiene una posición neutral en el conflicto, con China, con quien también ha entablado discursos desafiantes, como lo que sucedió con la estación de observación astronómica en Neuquén", afirmó Elbaum.
Para el experto, este tipo de políticas de Milei llevan a Argentina a "un aislamiento que es contraproducente para la situación económica del país, que necesita comercio, divisas, necesita vender" y, paradójicamente, "hoy por hoy le vende a aquellos países de los que se está distanciando", en referencia a Brasil y China, los dos principales socios comerciales del país.
De todas maneras, la consecuencia más grave del alineamiento de Milei con Ucrania podría ser, advirtió Fiore, "quedar involucrado en un conflicto que puede llegar a ser de escala mundial en el futuro próximo".
Elbaum opinó, en ese sentido, que "involucrar a Argentina en un conflicto en Europa Oriental es de una irresponsabilidad absoluta, contraria a la historia de la política exterior argentina". El analista recordó que Buenos Aires se ha caracterizado por "una lógica de la neutralidad" y por un "rol pacificador" que solo tuvo excepciones en el conflicto propio con el Reino Unido por las Islas Malvinas y la década de 1990, cuando el Gobierno de Carlos Menem (1989-1999) decidió apoyar a EEUU en la Guerra del Golfo.
"El país no atraviesa hoy un gran momento en materia de credibilidad de su política exterior", reflexionó Fiore, señalando que los entredichos de Milei con otros presidentes de la región tampoco ayudan a mejorarla.
"Las declaraciones de Milei buscan mejorar la credibilidad de Argentina alineándolo como un jugador dentro del bloque occidental pero finalmente lo que logran es todo lo contrario: meterse en un conflicto que al país le es completamente ajeno", apuntó.
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