Kiev se le escapa de las manos a Washington
En este contexto, el pasado 22 de marzo Washington instó a Kiev a dejar de atacar las instalaciones energéticas rusas, ya que EEUU temía una subida de los precios mundiales del petróleo, así como las represalias que pueda tomar Moscú, según reveló entonces el Financial Times citando a tres fuentes familiarizadas con la situación.
En este escenario, dos días más tarde de esta advertencia de Washington a Kiev, el 24 se informaba que Rusia había lanzado un ataque combinado con misiles de precisión y drones contra varias instalaciones de la infraestructura energética y de extracción de gas en territorio de Ucrania.
Y precisamente en lo referente a las preocupaciones del país norteamericano, se informó que uno de los objetivos alcanzados por el ataque fue uno de los puntos de intercambio de gas más grandes e importantes de Ucrania, ubicado en el cruce de los gasoductos principales y que asegura el bombeo y distribución de gas en varias direcciones, incluida Europa. Unas instalaciones cuya reparación puede llevar un tiempo considerable.
Respecto a la desobediencia de Ucrania a los pedidos de EEUU de no atacar infraestructuras energéticas de Rusia, el Dr. en Ciencias Políticas Mariano Ciafardini apunta que apostar a la violencia es altamente riesgoso, incluso para quien está apostando por la misma. "No solamente es peligroso para todo el mundo y dañino para aquel que es atacado [Rusia], sino que el que genera la violencia [EEUU, la Unión Europea y Ucrania], en algún momento empieza a pagar las consecuencias de esa estrategia".
"Es un recurso desesperado de quien no puede competir por otros medios", concluye Ciafardini al referirse a estos ataques ucranianos contra la infraestructura energética rusa.