El Gobierno de Paraguay avanza en su intención de comprar seis nuevos aviones de combate del modelo A-29 Super Tucano, desarrollados por la empresa brasileña Embraer, con la intención de utilizarlos para combatir los vuelos ilegales realizados por el crimen organizado en espacio aéreo paraguayo.
La posible compra fue confirmada durante un acto oficial por el 101 aniversario de la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP). Durante la celebración, el comandante de la fuerza, el general Julio Fullaondo Céspedes, invitó a periodistas locales a una exhibición de los aviones que la brasileña Embraer trasladó al país vecino para que los militares paraguayos pudieran probarlos. El propio presidente paraguayo, Santiago Peña, probó los nuevos aviones.
Según consignó el medio paraguayo ABC, la FAP requirió al Gobierno de Peña una erogación de 121 millones de dólares para adquirir el paquete ofrecido por Embraer, que no solo incluye los seis Super Tucano sino también el entrenamiento de ocho pilotos, la formación de 12 mecánicos y hasta la recuperación de otros aviones AT-27 Tucano que Paraguay tiene desde hace décadas.
"El proyecto para la compra de aviones ya lleva muchos años en Paraguay, al menos desde 2014, y luego de que el país diera de baja a los aviones Xavante, también de Embraer. Estaban entre comprar un avión jet y uno turbohélice pero finalmente se decidieron por un turbohélice, viendo la tendencia en el mundo", explicó a Sputnik el analista argentino en defensa Santiago Rivas.
Rivas, director del sitio especializado Pucará Defensa, recordó que, tras la baja de los Xavante, Paraguay quedó solo con una mínima flota de aviones Tucano, que no eran suficientes para atender las necesidades de vigilancia del espacio aéreo ante el crecimiento de vuelos ilegales vinculados principalmente al narcotráfico.
Después de algunas gestiones fallidas para adquirir aviones Texan II de la estadounidense Beechcraft o incluso los aviones Pampa ofrecidos por Argentina durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019), el Gobierno de Peña parece decidido a darle un nuevo impulso a la compra de los aviones hechos por Embraer.
"Los aviones se utilizarían para entrenamiento de personal y cumplimiento de la misión constitucional. Actualmente, nuestro principal enemigo es el crimen organizado y el tráfico ilícito", dijo el comandante Fullaondo Céspedes a los medios paraguayos, aclarando que los aviones tendrían un costo operacional de 1.500 dólares por hora de vuelo.
Rivas recordó que el Super Tucano nace "como un derivado del Tucano pero mucho más potente" y surge a partir de una convocatoria de la Fuerza Aérea de EEUU que Embraer perdió a manos del Texan II. "Embraer pierde este contrato, pero igual sigue trabajando porque en Brasil se empieza a dar de forma cada vez mayor este problema de los vuelos ilegales para el narcotráfico", apuntó el experto.
Es así como el Super Tucano nace con algunas propiedades ideales para este tipo de tareas, como poder operar "en áreas en las que no hay infraestructura como el Amazonas", utilizando pistas de tierra.
Además, pueden volar con "visores nocturnos", lo que permite utilizarlos para interceptaciones durante la noche, franja horaria preferida por el crimen organizado para aprovechar la baja visibilidad y las dificultades operativas que Paraguay tiene en la actualidad.
Los aviones también vienen equipados con cámaras de filmación que permiten resguardar material clave para un posible juicio a los aviones detenidos. Esto se vuelve especialmente importante cuando las avionetas del narcotráfico descartan sus cargamentos de droga antes de aterrizar, en busca de no ser incriminados.
Rivas explicó que los aviones portan, además, dos ametralladoras internas en las alas que les otorga una capacidad de fuego ligero que "es suficiente" para poder derribar este tipo de vuelos irregulares, siempre que el país sudamericano apruebe una ley de derribos que no existe en la actualidad.
El experto apuntó incluso que estos aviones podrían ser equipados con "misiles aire-aire" o con bombas o cohetes, tal como los utilizados por la Fuerza Aérea de Colombia en el combate a grupos armados dentro de su territorio. Por supuesto, enfatizó el especialista, se trata de necesidades lejanas a las que tiene Paraguay, que concentraría su uso en disuadir a los aviones no autorizados que detecte para que aterricen y detener a sus tripulantes.
"Estos aviones le darían a Paraguay una capacidad que actualmente no tiene de control de su espacio aéreo. Hoy el país prácticamente no tiene capacidad porque tiene muy pocos radares y son de corto alcance", remarcó Rivas.
En ese sentido, señaló que Paraguay también espera poder concretar, de forma paralela, la compra de un nuevo sistema de radares que le permita tener mayor cobertura sobre su espacio aéreo.
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