La UE sigue abasteciéndose de gas ruso. Pese a la voladura del gasoducto Nord Stream y el propósito comunitario de cortar la relación energética con Rusia, el combustible azul sigue llegando por tuberías a Centroeuropa al sur del continente por vía marítima en estado líquido.
Hay países que han disparado sus compras de gas natural licuado (GNL) ruso. El campeón de todos ellos es el que está geográficamente situado más lejos del gigante euroasiático: España. Bélgica también aumentó sus compras entre enero y septiembre (3.114 millones de m³), pero en ese mismo periodo, España importó 5.210 millones, según cifras del Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía (IEEFA).
Ya durante el primer semestre del año, el país ibérico se configuró como el mayor comprador de GNL ruso de toda Europa y el segundo del mundo, detrás de China. Aunque ha moderado sus compras, Francia es el segundo cliente europeo del GNL ruso (3.190 millones)
El incremento para el país ibérico supone un 43% más respecto a 2022, un 74% si se suma el resto de importaciones de gas licuado provenientes de otros países. De resultas, los almacenes subterráneos están llenos desde agosto, mientras que los tanques en superficie lo están al 69% en la actualidad, según datos del operador gasístico nacional Enagás. España aumentó un 32% sus exportaciones de enero a septiembre (un total de 1.050 millones de m³), fundamentalmente con destino a Francia e Italia, ejerciendo así un papel importante en la seguridad energética de la UE.
"Pero son exportaciones muy modestas y no pueden incrementarse mucho más, por ducto hacia Francia hay limitaciones de capacidad", repone a Sputnik el ingeniero industrial Fernando Rodríguez, que no atribuye gran interés económico a estas reexportaciones. Por ejemplo, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES), si en mayo España importó GNL ruso con una potencia equivalente de 9,6 Gwh, al mes siguiente a Francia solo exportó 3,9 Gwh.
En total, de enero a septiembre de 2023, los flujos de GNL con destino a la UE procedentes de las plantas rusas de Yamal, Vysotsk y Portovaya ascendieron a 17.770 millones de m³. Según un informe del IEEFFA, alrededor del 21% de todo ese flujo hacia la UE es producto de transbordos. Es decir, de transferencias de GNL entre buques, o de buque a un tanque de la terminal antes de ser cargado en otro barco. La terminal de Zeebrugge (Bélgica) es la única de la UE que ofrece este servicio a los cargamentos procedentes de la planta rusa de Yamal.
"Esto significa que el GNL ruso podría seguir presente en los puertos de la UE después de 2027, fecha en la que el bloque aspira a ser independiente de las importaciones de combustibles fósiles rusos según el plan REPowerEU", escribe Ana María Jaller-Makarewicz, analista que firma el informe.
La demanda baja, pero Rusia bate récords
En noviembre se registraron las exportaciones rusas de GNL a Europa más elevadas de toda su historia: 1,75 millones de toneladas (m³), un incremento del 9,3 % en relación con el mismo mes del año anterior.
El dato contrasta con el fuerte descenso de los envíos a China: de 0,8 millones en octubre a 0,1 en el mismo periodo. Los precios a futuros en la UE resultaron ser superiores a los del mercado asiático, lo que, unido a menores gastos logísticos por la mayor cercanía física, acabó por decantar el flujo hacia Europa. Los mayores volúmenes del mes los recibieron Francia (seis buques que partieron de la planta Yamal LNG) y Bélgica (diez, desde la plana Kriogaz-Vysotsk).
De enero a noviembre, Rusia exportó en total al mundo 29,12 millones de toneladas de GNL, un 2,5% menos que el mismo periodo del año anterior. Analistas citados por el diario Kommersant atañen el descenso a atascos en el canal de Panamá y aparadas técnicas en julio y agosto de las plantas Yamal LNG y Sajalín-2. Todas las importaciones españolas de GNL ruso procedieron de Yamal durante ese periodo.
La generación de energía eólica debido a los fuertes vientos en noviembre obró una menor demanda de gas y un incremento en los almacenamientos. En consecuencia, las importaciones de GNL han sido menores de las esperadas. Según Enagás, a fecha de 6 de diciembre, los almacenamientos subterráneos de España se hallan al 97,4% de su capacidad y los tanques al 67%. A nivel europeo, en octubre se registró un descenso interanual en las importaciones de GNL del 6,5%, según datos del Foro de Países Exportadores de Gas (GECF).
España reexportó menos gas de lo previsto a Italia (solo 187 Gwh en septiembre) y experimenta en términos interanuales una disminución del 13% en su consumo de enero a octubre. A juicio de Jaller-Makarewicz, la situación conducirá a una mayor acumulación de GNL en los tanques, lo cual comprometerá las recepciones ya programadas.
"Factores como el incremento en la generación renovable, el clima moderado, la volatilidad en el precio del gas, los programas de eficiencia energética, la destrucción de la demanda y la disminución en la demanda de electricidad, entre otros, han influido grandemente a la reducción en el consumo de gas en Europa, así como en España", explica esta analista.
Tan lejos, tan cerca
Sorprende que el país europeo más lejano de Rusia sea su principal cliente de GNL, máxime cuando desde el Gobierno español se ha pedido a las empresas que limiten sus compras. Pero la decisión es de ellas y atiende a los contratos, que en última instancia aprovechan que el país cuenta con siete plantas regasificadoras y su capacidad de reexportación. El gas llega, se almacena y, en el momento adecuado, se vende de nuevo al exterior con un mayor margen.
"El GNL se exporta desde los depósitos de servicio de las regasificadoras –explica Fernando Rodríguez–. Se les inyecta el GNL que se importa por buque metanero, se almacena poco tiempo (porque son necesarios para el funcionamiento de la regasificadora) y se exporta inyectándolo en otro metanero".
Este ingeniero subraya que el interés del negocio radica en "comprarlo cuando baja y venderlo cuando sube", algo solo viable si se dispone de grandes depósitos que alberguen gas natural llegado por tubería para exportarlo después en forma licuada por metanero.
"Para eso hacen falta grandes depósitos subterráneos [en España falló el proyecto Castor] y plantas de licuefacción [que no tenemos]", recuerda. A su juicio, tal cosa únicamente sería factible con la construcción de infraestructuras y el gas natural argelino por gasoducto, pero no cree que Argelia "se preste a ello".
La capacidad de regasificación de España, es la mayor de toda la UE y representa el 27% del total. Son 61.900 millones de m³ entre seis plantas regasificadoras, a las que cabe añadir 7.000 millones de una séptima, de entrada en funcionamiento más reciente, en Asturias.
"España se convirtió en un centro energético exportador gracias a su infraestructura gasística, la crisis nuclear francesa y la rápida penetración de las renovables en el sistema eléctrico", afirma el especialista David Ribó en un informe para la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung, que consigna un aumento en las exportaciones a Francia, Italia y Países Bajos del 150%, 634% y 215,9%, respectivamente, aun cuando se observa un descenso general en el consumo de gas en España. "Las exportaciones a Francia se realizaron a través de los dos gasoductos existentes, mientras que las exportaciones a Italia y los Países Bajos se realizaron mediante GNL", escribe.
¿Por qué España no se priva de gas ruso?
En palabras de Ribó, el aumento de las importaciones de GNL ruso se debe a "la ausencia de sanciones, al menor coste del gas en comparación con otras importaciones de GNL, a la reducción de las importaciones de gas por gasoducto argelino, a la gran capacidad de regasificación de España y al aumento de las exportaciones de gas, especialmente a Francia e Italia.".
"No hay prohibición de importar gas de Rusia", confirma Fernando Rodríguez. "Solo está prohibido importar acero [con excepciones], carbón y petróleo", añade este ingeniero, no sin antes subrayar que la Comisión Europea y los Gobiernos nacionales se limitan a emitir "recomendaciones" en este sentido, pero no vetos. Y prueba de ello, argumenta, es el caso de Austria, literalmente inflada de gas ruso que deriva a Alemania. "La UE no puede prescindir hoy por hoy del gas ruso", concluye.
Tras el cierre del gasoducto Magreb-Europa que atravesaba Marruecos, las importaciones españolas de gas natural por tubería, especialmente el argelino, cayeron un 50,6%, al tiempo que aumentaron un 40,2% las de GNL. Atendiendo a la estadística anual móvil, es decir, los 12 meses que van desde noviembre de 2022 hasta octubre de 2023, Argelia lidera los suministros de gas (tanto licuado como por ducto) a España (un 27,6%), seguida de EEUU (21,6%) y Rusia (17,6%), que solo aportan GNL.
Por otro lado, es difícil establecer si el gas que reexporta España es exactamente ruso, pues una vez se revende es técnicamente un gas español para el mercado interno europeo. Sumado el hecho de que los contratos a largo plazo suscritos con compañías rusas siguen ejecutándose, España y Bélgica se confirman así como puntos estratégicos en los que se concentran los suministros.
Esta situación tiene efectos sobre los propósitos de descarbonización y reducción de emisiones de CO2 contenidos en la Agenda 2030 y supuestamente también en el plan RePowerEU. La importación de GNL en barcos metaneros aumenta tales emisiones, pues los procesos de licuefacción, transporte y regasificación implican un alto consumo energético. En suma, como resultado de las dificultades para obtener gas natural por ducto, España tiene más difícil cumplir con su Ley de cambio climático y transición energética de 2021.
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