"Para mí, lo sorprendente es que haya estado ahí todo este tiempo y nadie lo supiera", afirma Jean Pierre Le Roux, del Departamento de Asuntos Medioambientales de Sudáfrica.
Estos animales son tan escurridizos porque no solo pasan la mayor parte de su vida bajo tierra, sino que su forma de 'nadar' por la arena apenas deja rastro.
Su pelaje brilla con aceites especiales que lubrican su camino a medida que los pequeños mamíferos se abren paso bajo los diez centímetros de arena, manteniéndolos frescos durante los calurosos días del desierto.
Los topos dorados de De Winton tampoco salen nunca a beber agua. Solamente suben a la superficie para buscar comida durante la noche. Además, su búsqueda se ve dificultada por el hecho de que sus diminutos túneles colapsan detrás de ellos de inmediato, y los elementos naturales no tardan en cubrir cualquier huella de su presencia.
"La búsqueda del topo dorado de De Winton no fue fácil en absoluto. No dejaron ningún escollo sin remover y ahora es posible proteger las zonas donde viven estos topos tan amenazados y raros", señala Christina Biggs, bióloga conservacionista de Re:wild, organización que aportó parte de los fondos para el descubrimiento.
Para encontrar a este Houdini con manos de pala en su mar de arena movediza, la genetista conservacionista de la Universidad de Stellenbosch, Samantha Mynhardt, y sus colegas recurrieron al ADN ambiental.
Para acotar el campo, los investigadores contrataron a un perro rastreador llamado Jessie.
A falta de una muestra de olor para dirigir a Jessie, el equipo recurrió a un proceso de eliminación, entrenando al perro para que olfateara otras tres especies conocidas de topos de la zona.
Juntos, el equipo recogió más de 100 muestras de suelo junto con todo tipo de ADN que contenía pelo, piel y heces de cualquier animal que hubiera deambulado por la zona.
Afortunadamente, para los investigadores, el ADN ambiental de estas muestras sugiere la existencia de una población de topo dorado de De Winton desde la bahía de Lambert hacia el norte, hasta Port Nolloth.
También encontraron rastros de otra especie amenazada, el topo dorado de Van Zyl (Cryptochloris zyli).
Los topos dorados no son verdaderos topos, sino que están más emparentados con los osos hormigueros y las vacas marinas. Tienen unos huesos auriculares únicos que les ayudan a oír mejor a través de la arena y compensan su falta de vista. Se alimentan de lombrices, insectos y a veces pequeños reptiles, y ayudan a mantener los suelos sanos, removiéndolos y fertilizándolos.
Las actividades mineras, agrícolas y de desarrollo residencial suponen una amenaza para el poco número que queda de estos raros animales.
"No solo hemos resuelto el enigma, sino que nos hemos adentrado en la frontera del ADN ambiental, donde hay muchas oportunidades, no ya para los topos, sino para otras especies perdidas o en peligro", concluye Cobus Theron, responsable de conservación.
No te pierdas las noticias más importantes
Suscríbete a nuestros canales de Telegram a través de estos enlaces.
Ya que la aplicación Sputnik está bloqueada en el extranjero, en este enlace puedes descargarla e instalarla en tu dispositivo móvil (¡solo para Android!).
También tenemos una cuenta en la red social rusa VK.