Rusia aplasta mitos
Casa Blanca. Washington DC. 'Briefing' de la secretaria de Prensa, Jen Psaki. Apenas tres semanas de iniciada la operación militar especial de Rusia en Ucrania, al responder a la pregunta de un periodista, declaró Psaki: "Bueno, el final es realmente una cuestión para el presidente Putin. Hemos... hemos aplastado completamente su economía. Hemos brindado asistencia militar y asistencia humanitaria a los ucranianos, permitiéndoles contraatacar durante mucho más tiempo del previsto por los dirigentes rusos".
Noviembre de 2023, 21 meses tras esas declaraciones. Las más recientes previsiones publicadas por JP Morgan revelan que la economía de Rusia crecerá más de un 3% este año y un 1,8% en 2024, frente al 0,6% y 1,3% que se espera en la economía de la UE. Así, de acuerdo al portal El Economista, "la economía de Rusia sigue demostrando una resiliencia inusitada. Frente a las previsiones que auguraron una caída del PIB histórica en 2022 y un camino tortuoso durante años, los organismos internacionales y los bancos comienzan a admitir la realidad".
El medio abunda que, "es cierto que correlación no implica causalidad, pero resulta cuando menos curioso que el territorio que impone sanciones para dañar la economía de otro termine estancado en términos económicos, mientras que el sancionado crece con relativa intensidad".
"Para ser justos, hay que tener en cuenta que buena parte del crecimiento de Rusia es consecuencia de lo que se conoce como efecto rebote. La economía de Rusia no se contrajo un 10% como habían previsto algunos organismos, pero sí retrocedió un 1,9% en 2022. Sin embargo, este año recuperará de forma sobrada el terreno perdido y se espera que en 2024 mantenga un crecimiento cercano al 2%. La economía rusa sigue sorprendiendo por su resistencia", expone El Economista.
Para el analista internacional Iñaki Gil de San Vicente, en Occidente no podían imaginar que sus sanciones no iban a acabar con la economía de Rusia. "Y no solamente por el racismo rusófobo y por el desprecio a cualquier economía que no obedezca las órdenes del Fondo Monetario Internacional [FMI], o la ortodoxia, no solamente por esa creencia de superioridad que existe, existía y seguirá existiendo [en Occidente], sino por la propia naturaleza de la teoría económica oficial al uso. Es una teoría que sigue y seguirá muy pegada a la corriente neoclásica del siglo XIX", detalla.
En síntesis, en Occidente "están sorprendidos, y cuando esto tenga efectos en la multiplicación de la capacidad militar rusa, que es impresionante, les va a entrar pánico", concluye Iñaki Gil de San Vicente.